SIGNIFICADO DE VADEMÉCUM






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martes, 9 de abril de 2013

¿Cuánto Oxígeno Necesitamos para Vivir?


John Roden, profesor de la Universidad de Oregon del Sur, en la Revista Selecciones de Junio del 2005, pág. 64, sostiene que la persona media necesita alrededor de 130 metros cúbicos de oxígeno al año. Por consiguiente, en lugares de vegetación exuberante, como es el caso de las selvas tropicales, cada árbol genera en promedio unos 273 metros cúbicos al año. Pero en los sitios áridos en cambio, la producción es mucho menor. Por ejemplo, un enebro del desierto genera apenas 6 metros cúbicos de oxígeno al año.


Estas consideraciones del Dr. Roden son bastante acertadas y nos ponen ante un dilema ambiental: ¿Cuántos árboles necesita usted y su familia para poder vivir? ¿Son suficientes los árboles de su ciudad o de su país para proveer la cantidad de oxígeno necesario en términos de calidad? ¿Está usted coadyuvando a la producción de oxígeno para su familia? ¿Qué significado cobran para usted los llamados “pulmones de la ciudad”?

Una mirada retrospectiva sobre la situación del agua a nivel mundial, debería inducirnos a comprender que también nos estamos quedando sin oxigeno y que la calidad de éste es peligrosa en varias ciudades. Nunca nos imaginamos tener que llegar a comprar agua embotellada, debido a la abundancia y pureza por doquier. Por su parte, la venta y comercialización de oxigeno es también una realidad y está cobrando una demanda creciente en varias partes del mundo. ¿Ha llegando el ineludible período de acudir al centro de distribución y comprar el tanque de oxigeno para abastecer nuestro hogar, tal como lo hacemos con el agua? ¡Imagínese tener que pasar al supermercado por nuestra lata de oxigeno para cada viaje aéreo o carretero! 

Esto debería motivarnos a ver con los pies en la tierra y con los ojos de la mente y del corazón que, si queremos permanecer como especie, es necesario que generemos e implementemos estrategias objetivas para mitigar el actual deterioro ambiental. ¡Tenemos que producir (sembrar y cosechar) nuestro propio oxigeno! Para lograrlo será necesario plantar, por lo memos, un árbol de porte pequeño o grande en el patio de nuestra casa. Aunque también está de moda el establecimiento de techos vivientes o azoteas verdes, así como la forestación o revestimiento vegetal de paredes y muros. Ambas alternativas pudieran incluir desde plantas de ornato hasta hortalizas para la alimentación familiar. En casos muy especiales, se han establecido pastos sobre la azotea y posteriormente inducido una ganadería con especies menores. ¡Algo muy ingenioso y fácil de replicar! Pero si esto no es posible debido al espacio reducido, acuda a las autoridades ambientales de su comunidad y solicite la anuencia para que en las avenidas o en alguna área verde oficial, pueda usted plantar, adoptar y cuidar un árbol desde la etapa juvenil hasta su madurez. ¡No se reprima de este disfrute imprescindible! ¡Produzca oxigeno, ya no le quite más a las generaciones futuras!

Recuerde que en muchos lugares del mundo se han establecido y decretado áreas verdes como “pulmones de la ciudad”. Aunque esto es muy loable, los tamaños de dichas reservas generalmente no corresponden con el crecimiento y desarrollo urbano. Por su parte, el estado fitosanitario y la fisonomía estética de estos sitios es poco digna de reconocimiento, pues muchos están en pleno abandono y algunos son verdaderos vertederos de basura y madrigueras para maleantes. En tales circunstancias, los responsables de la planeación y desarrollo urbano local deberán reconsiderar que la cantidad de aire u oxigeno respirable debe ser estrechamente proporcional a la cantidad de los habitantes versus la disponibilidad de las fabricas de éste, es decir, los árboles. Nunca se deberá prescindir del mantenimiento sostenido y permanente que esto conlleva. Es una tarea titánica pero redunda en enormes beneficios.

Finalmente, es menester exhortarle para nunca se olvide que "…Se puede vivir dos meses sin comida y dos semanas sin agua, pero sólo se puede vivir unos minutos sin aire..." Mahatma Gandhi


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