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lunes, 30 de septiembre de 2013

El Agua en Veracruz: Indicador Ambiental de Nuestra Coexistencia (Parte 1)



Joaquín Becerra-Zavaleta[1]

(PARTE 1)



INTRODUCCIÓN



Hablando del agua quisiera invitarlo a reflexionar en la siguiente historia de nuestros abuelos. Ellos nos decían: “Cuando nosotros éramos niños había bosques, árboles en los alrededores y manantiales de agua fresca que fluían de las laderas hacia los ríos. Siempre decíamos que el agua de manantial era la más dulce para beber. Pero luego, los árboles empezaron a desaparecer. La gente los cortó y no los resembraron más. El agua fresca de los manantiales también desapareció y ahora hay escasez de agua por todo el mundo".



¿Qué está pasado realmente con el agua? ¿Cómo es posible que, en una entidad con tanta agua como lo es Veracruz, año tras año se padezca escasez? ¿Hacia dónde nos estamos dirigiendo como sociedad? Lo más importante aún ¿qué podemos hacer realmente y de manera individual para tratar de revertir este agudo problema ya mundial? En esta ocasión examinaremos algunos indicadores ambientales que, desde una  perspectiva del periodismo ambiental, nos permitirán divulgar la situación actual e innegable del agua en el estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, México. Junto con ello podremos emitir una serie de propuestas para un manejo más eficiente del vital líquido, que permita perpetuar nuestra vida como especie y demás recursos bióticos que prosperan en la entidad.





LA RIQUEZA HÍDRICA DE VERACRUZ



Veracruz posee una franja costera que junto con sus lagos y ríos constituyen un valioso patrimonio hídrico natural. Con sus más de setecientos kilómetros de litoral, 41 grandes ríos que alcanzarían una longitud de 1,118 kilómetros en línea recta y toda una serie lagunas costeras cubriendo un total de 116 mil hectáreas, esta entidad federativa alberga el 35% de las aguas superficiales mexicanas. ¡Una riqueza envidiable del país!



Por otra parte, dada su geología, relieve, climas y localización geográfica continental, el agua de Veracruz procede fundamentalmente de lluvia y escurrimientos; somos un estado de lluvia y aguas superficiales. Se nos presenta una precipitación casi dos veces mayor que la media nacional, pues llueven 1,484 milímetros al año en promedio (superior en casi doble a la media nacional que es de 772 mm), que corresponden a 106.138 millones de metros cúbicos, de los que 62,190 millones de metros cúbicos (58.9%) son escurrimientos.



Se cuenta además con abun­dantes recursos hídricos subterráneos, la mayoría de los cuales está en condiciones de ser utilizados, con ex­cepción de algunos acuíferos costeros que muestran ciertas evidencias de intrusión salina. Para tener una idea más clara, el lago de Catemaco, por ejemplo, se ubica entre los cinco principales lagos nacionales por área y volumen de almacenamiento de agua.



USO Y DESTINO DEL AGUA



El origen del agua utilizada en la entidad es predominantemente superficial (87%) y sólo el 13% proviene de fuentes subte­rráneas. De acuerdo con su uso, ésta se distribuye en 55.4% al sector agrícola, 24.5% a la industria autoabastecida, 12.1% corresponde al abasto público y 7.9% a termoeléctricas. A nivel más general, la población veracruzana se asienta en más de 22 mil localidades distribuidas en 212 municipios del territorio. Estos rasgos representan un reto para el sector hídrico en lo que se refiere la dotación y mantenimiento de servicios de calidad de agua potable, drenaje, alcantarillado y saneamiento, así como para su adecuado desarrollo. Por consiguiente, existen en la entidad 272 Unidades de Riego para el Desarrollo Rural, que albergan una infraestructura de siete presas de almacenamiento y 40 presas derivadoras; cuenta con 65 plantas de bombeo para extracción directa de los ríos y con 296 pozos profundos, todo ello par a una superficie cultivable de 38,842 hectáreas. Hay, además, 13 plantas potabilizadoras en opera­ción, 92 plantas de tratamiento de aguas residuales y 161 plantas de tratamiento de aguas residuales industriales.



Pero con más de siete millones y medio de personas, Veracruz es el tercer estado más poblado del país, después del Distrito Federal y el Estado de México (Gobierno del Esta­do de Veracruz 2009a). De acuerdo con datos del INEGI 2010, la población asciende a 7,643,174 habitantes, de los cuales 51.6% son mujeres y 48.4% hombres. La pobla­ción es mayoritariamente urbana, pues poco más de la mitad (59%) vive en ciudades y poblados mayores a los 2,500 habitantes, en tanto que 41% habita zonas ru­rales.



De acuerdo con el resultado del Censo de Población y Vivienda 2010, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, que en el estado de Veracruz hay dos millones 429 mil 620 viviendas, pero sólo están habitadas dos millones 14 mil 307 con un promedio de 3.8 ocupantes por vivienda, de las cuales el 81.1 tiene agua entubada y el 83.8 por ciento está conectado a la red de drenaje. Con base en esas cifras, en Veracruz disponen de agua entubada siete millones 654 mil 366 personas, población mayor a la reconocida oficialmente en el censo 2010, que menciona a siete millones 643 mil 194 habitantes. Es decir, en el papel todos los veracruzanos tienen agua entubada en su casa y en consecuencia, nadie tiene que acarrearla desde pozos ni otras fuentes, pues sólo tienen que abrir la llave para utilizarla. Algo mágico ¿No es cierto?



No obstante, un diagnóstico del Consejo del Sistema Veracruzano del Agua pone en evidencia que el número de contratos para el servicio no refleja la realidad fidedigna, pues muchas personas consumen un líquido por el cual no pagan un centavo y ni siquiera tuvieron que contratarlo. Hasta se dan el lujo de desperdiciar el agua, pues no les cuesta tenerla. Esta lamentable situación debe ser puesta sobre aviso a través la denuncia pública ciudadana y las autoridades competentes deben asumir en serio su papel como funcionarios públicos. ¡El país requiere con urgencia funcionarios que sí funcionen! Y… más tratándose del agua.



En los 212 municipios del estado de Veracruz existen 22 mil localidades. En 21 mil 757 de ellas -con menos de dos mil 500 habitantes cada una- viven casi tres millones de personas, poco menos de la población total de la entidad. Pero no más del 45 por ciento de esa población tiene disponibilidad del líquido. En el resto de las comunidades, que tienen más de dos mil 500 habitantes, menos del 60 por ciento dispone de agua entubada. En términos generales, el 82 por ciento de los veracruzanos se abastece de agua superficial; proveniente principalmente directamente de los ríos. Un mínimo porcentaje la obtiene del subsuelo mediante los pozos.



Como se desprende de lo anterior, al igual que en otros estados de la República Mexicana con alta disponibilidad de agua, la cobertura de servicios es paradójica­mente baja y con graves deficiencias. La Tabla 1 refleja que los porcentajes de cobertura de agua po­table y alcantarillado en Veracruz, están por debajo del promedio nacional. En las zonas rurales, el acceso a estos servicios apenas rebasa el 50%, mientras que en las zonas urbanas los porcentajes son cercanos al 90%. No obstante, detrás de estos promedios hay asimetrías muy marcadas en lo que se refiere a la calidad, regularidad y accesibilidad a los servicios. Y si estas características se incluyeran en los criterios de cobertura, los porcentajes caerían dramáticamente.


Tabla 1. Cobertura de agua potable y alcantarillado en el estado de Veracruz, 2010


COBERTURA
AGUA POTABLE
 %
ALCANTARILLADO
%
Estatal
76.3
77.7
Urbana
89.2
93.3
Rural
56.7
54.0
Nacional
89.2
85.6
Urbana
95.0
94.5
Rural
70.7
57.5



Al respecto, el Diagnóstico del sector agua en Veracruz, realizado por el Consejo del Sistema Veracruzano del Agua (2011), señala que hay mayor presión social por el acceso al agua potable que por los servicios de alcantarillado dado que “[…] la población demanda de manera más enérgica la dotación del servicio de agua potable, y en mucho menor medida el de alcantarillado, ya que […] su única preocupación es arrojar las aguas residuales fuera de su predio, sin tomar en cuenta los efectos sobre zonas ubicadas aguas abajo en la misma cuenca”.



En realidad, son dos ángulos de un mismo problema, la calidad del líquido está estrechamente relacionada con el alcantarillado y el deficiente tratamiento de las aguas servidas, tanto en zonas rurales como urbanas. La investigación de las diversas fuentes, para la formulación de este documento, muestra que la población no es indiferente a los problemas de saneamiento y, por el contrario, lo identifica con claridad como un asunto relevante que requiere de acciones tanto en el plano comunitario como en el de las políticas públicas.



Este artículo continuará (PARTE 2), mientras tanto puede compartir sus comentarios, alguna información, por este mismo blog, o escribir a joaquinbecerra16@gmail.com.


LECTURAS COMPLEMENTARIAS SUGERIDAS:



COMISIÓN NACIONAL DEL AGUA (CNA), 2011. Agenda del Agua 2030. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, México. D.F. 66 pp.

GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ. 2011-2016. Plan Veracruzano de Desarrollo. 302 pp.

PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD), 2011. Agua y desarrollo. Agenda municipal para la igualdad de género en Veracruz: Tatahuicapan, Xalapa y Zongolica. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. México, D.F. 90 pp.

SECRETARÍA DE MEDIO AMBIENTE (SEDEMA), 2011. Programa Veracruzano de Medio Ambiente 2011-2016. Gobierno del estado de Veracruz. 91pp.






[1] Estudiante de Posgrado en Periodismo Ambiental. Módulo: Indicadores Ambientales y Sistemas de Información Geográfica. Facilitador: Dr. Jorge Benítez-Rodríguez.

¡Lo Mismo de Siempre!


"CUANDO TODOS LOS DÍAS RESULTAN IGUALES ES PORQUE EL HOMBRE HA DEJADO DE PERCIBIR LAS COSAS BUENAS QUE SURGEN EN SU VIDA CADA VEZ QUE EL SOL CRUZA EL CIELO"               
Paulo Coelho




Uno de los obstáculos más grandes para alcanzar el éxito en la vida tiene que ver con la terrible apatía que nos cargamos; la indiferencia hacia muchas cosas. Fundamentalmente se trata de una falta de motivación que no permite a nuestro genio manifestarse a plenitud, con el gozo y la actitud que se desea. Simplemente dejamos de anhelar y esperar para el mañana, menos de lo que disfrutamos éste día. La vida se nos transforma en una secuencia grises y monótonos eventos.


Reflexione en esto:

Todos los días terminados con “s” (para muchos se incluye también los sábados y domingos), nos levantamos a la misma hora, por el mismo lugar y con el mismo pie. – Analícese, porque esto es muy cierto -. Nos ponemos las mismas chanclas o pantuflas. Nos bañamos y acicalamos con nuestras mejores ropas y calzado. Desayunamos apresuradamente y medio nos enjuagamos la boca, no los dientes, porque ya se hace tarde. Tomamos las llaves del auto, no sin antes haber servido comida y agua para las mascotas. Nos trasladamos al lugar de trabajo por el mismo camino de siempre. Algunas hermosas damas todavía maquillándose en el trayecto.

Al llegar a la oficina u área de trabajo saludamos a las mismas personas de siempre, con el mismísimo saludo que sabemos dar, sin ninguna novedad aparente, ni más alegría que la expresada ayer. Checamos o pasamos lista y hasta nos enteramos del último chisme del fin de semana allí en el pasillo. Prendemos la computadora y sacamos nuestras herramientas de trabajo. Algunos vamos por un café, que harta falta nos hace para despertar y entrar en acción. Revisamos el correo electrónico, el facebook, el twitter y la agenda del día, o bien preparamos otro material y equipo necesario. Elaboramos correspondencia y damos seguimiento a diversas actividades pendientes. Al llegar el medio día salimos a degustar nuestros alimentos, ésos que proporcionan la energía necesaria para mover el carruaje humano que conducimos. Sin tiempo para echarse una siesta, regresamos a la oficina o área de trabajo, a finiquitar algún pendiente del día o bien sólo esperar la hora de salida.

Por la tarde o noche, después de un exhausto y monótono día de trabajo, volvemos a casa, plenamente agotados y algo fastidiados por la rutina. Lo más que se nos antoja hacer, inmediatamente al llegar, es dormitarnos o ver un poco de televisión junto con la familia, hasta que llegue la hora para cenar o ir a dormir. Así mañana repetir la mismísima historia de nuestra vida. Después de todo, una noche más  despejará varias de nuestras penurias.

No disfrutamos ni gozamos esta serie de eventos rutinarios. Tampoco innovamos ni cambiamos los escenarios más reiterativos. Las llaves siempre las colocamos en el mismo lugar de siempre. El TV está en la esquina donde se acomodó el primer día que nos mudamos a esta casa. Y… para no variar, en menos o más, nos sentamos en la misma sala y silla de siempre. La sazón y los guisos con que alimentamos nuestra alma no varían nada respecto al día anterior ni a la semana pasada. Sencillamente perdimos el interés por catar nuevos sabores.

Este estado mental, que así suele definir el autor, es el producto de una extremada y arraigada indiferencia por la vida. A veces causada por la desesperanza de los problemas económicos y de salud, pero la mayoría de las veces producto de una educación errónea. Se trata de una mentalidad típica en aquellas personas que viven bajo exigencias ajenas a sí mismas, a menudo impuestas por los medios masivos de comunicación (fundamentalmente la TV), familiares, compañeros de trabajo y escolares. ¡Un error que raya en la codependencia e infelicidad de los seres humanos!

Por eso ¡Descubra nuevos talentos y habilidades! ¡Esté dispuesto a hacer cambios en su vida y a trabajar duro es ellos! Estos pudieran ser tan simples y sencillos como re-decorar la casa, tomar nuevas vías de acceso al lugar de trabajo, leer algún nuevo libro o ver una película de estreno. ¿Qué hay de variar la sazón de los alimentos?  En pocas palabras fíjese metas de mediano y largo plazo que quisiera alcanzar. ¡Perciba todas las cosas buenas que surgen en su vida y salte tras ellas! ¡ Por ningún motivo las deje pasar! ¡Nunca piense en tan trillado "Ay se va"!

La manera en que quiera ver proyectada su felicidad es tan simple, pero requiere de ciertos ajustes.

Con mis atentos saludos,

jueves, 26 de septiembre de 2013

Contaminación Atmosférica: Ciudad de los Coches



(PARTE 1)
Aquél que piense que vivimos mejor ahora que antes, porque tenemos un vehículo y gozamos de más bienes y servicios, que piense también en que estamos envenenando más, ahora que antes, el aire que aspiramos 13 veces por minuto. Y… no pretendo decir que debamos retroceder a la edad de piedra, pero sí estar dispuestos a pagar el costo, un costo muy alto
1.   Resumen.

El vertiginoso crecimiento de la ciudad de Xalapa-Enríquez, Veracruz, durante los últimos 20 años, ha traído como consecuencia un importante daño ambiental atmosférico, afectando principalmente la calidad del aire y generando un mayor ruido. Seguramente si Alejandro Humboldt (1804), el naturalista alemán que acuñara el nombre de Ciudad de las Flores”, contemplara nuevamente esta ciudad, la llamaría apropiadamente Ciudad de los Coches. Añádase a esto la gran cantidad de espectaculares y propagandas comerciales que tienen tapizadas casi todas las arterias de la ciudad. Y… ¿qué decir del gran número de casas abandodanas y lotes baldíos, así como del enmarañonado tendido de cables eléctricos y telefónicos que afean “La Atenas Veracruzana”?. El presente documento plantea un análisis conceptual sobre la contaminación atmosférica de la ciudad; se identifican los principales agentes contaminantes y las  acciones desarrolladas por los organismos municipales, estatales y privados; finalmente se hace una  propuesta tendiente a mitigar los problemas centrales sobre contaminación atmosférica que incluye: calidad del aire, ruido y el aspecto escénico o contaminación visual. Así que le invito a incursionar en esta la lectura. ¡No se arrepentirá!

Imagen 1. Panorama parcial sobre la carga vehícular que día con día atraviesa la Ciudad de los Coches. Aquí punto de contacto Banderilla-Xalapa-Enríquez, Ver.
2. Introducción

Seguramente concordará conmigo en que hay tres cosas básicas para la vida, y éstas son aire, agua y los alimentos. Ahora bien, sin comida podríamos vivir hasta un mes, sin agua sólo unos cuantos días, pero sin aire (oxígeno) moriríamos en cuestión de minutos. Y es que el aire es más indispensable para la vida y cualquier actividad muscular que realicemos. Pero un aire envenenado es tan nocivo como la ausencia del mismo, ya que en lugar de llevar oxígeno a nuestras células, la hemoglobina transportaría veneno, provocando intoxicación y muerte.

Permítame recordarle que la atmósfera, el área de donde fluye el oxígeno, comparable a la delgada pielecilla de una manzana, es el principal medio de dispersión de las emisiones y contaminantes provenientes de diversas actividades como la agricultura, la ganadería, el transporte, el confinamiento de residuos sólidos (basura) y todos los procesos industriales, entre otras. Dos principales enemigos se vislumbran en este escenario, un tanto silenciosos y algo invisibles: los gases y el ruido. Estos contaminantes emitidos a la atmósfera ya han tenido graves consecuencias en la salud de los seres vivos, incluyendo plantas y animales, los cuales están en contacto directo con ella (atmósfera) en todo momento de su vida.  Esta situación ya debería incluirse como parte obligada de todas las agendas ambientales, nacionales e internacionales.

Si usted ha viajado al Distrito Federal, es posible que se le hayan irritado los ojos o la garganta, que se le hayan ensordecido o dolido los oídos debido al ruido que emiten tantísimos vehículos en circulación. Seguramente también habrá escuchado a las personas mayores comentar que cuando eran niños se respiraba un aire más limpio y que hasta era posible ver lugares muy alejados, ya que el aire era más transparente. Pero esta realidad nostálgica ha cambiado y hoy la contaminación del aire es un problema en muchas ciudades en acelerado crecimiento y desarrollo, ya que en estos lugares se liberan grandes cantidades de contaminantes a la atmósfera, incluyendo el ruido, procedentes de la creciente carga vehícular sin precedente, así como de las actividades industriales y hogares. Precisamente son estos contaminantes los que nos causan molestias en los ojos, piel, vías respiratorias y oídos.

No obstante, en ciudades menos densas como Xalapa-Enríquez, situada en centro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, México, sobre una región montañosa forestal, la contaminación del aire es ya un problema generalizado, según los expertos la materia. Cada mañana, miles de habitantes se exponen a un aire cuya calidad es todavía desconocida, pese a que es catalogada, bajo reservas, de “buena” a “regular”.

Añádase a ello la enorme cantidad de ruido procedente del claxon de vehículos, en cuyo caso conductores desesperados anhelan a toda costa llegar a su destino a una hora determinada. Y… ¿qué decir del ruido emitido por los sectores industriales, comerciales y de la construcción, que día a día desempeñan incesantes actividades? ¡Eso es el colmo! - exclamarían algunos -. Por su parte, la gran densidad de espectaculares comerciales, casas abandodanas y lotes baldíos, así como el enmarañonado tendido de cables eléctricos y telefónicos, también afean la ciudad e impactan en la salud de los xalapeños.

Todo esto representa un riesgo para la salud e incrementa las posibilidades de contraer enfermedades cardio-respiratorias y accidentes viales. Por ello, el reto de las autoridades en turno es abatir la contaminación que ya domina a la gran urbe xalapeña de nuestro tiempo.

Pero muchos de los habitantes de las colonias urbanas y periurbanas han sido los primeros en percatarse del problema, en percibir sus efectos adversos sobre su salud y en donde ya se monitorean, por parte de las autoridades ambientales estatales y la Universidad Veracruzana, los niveles de contaminación a los cuales están expuestos. Algunos consideran esta anomalía, ya como un problema ambiental de primer orden.

Bajo este contexto, el uso de cuencas atmosféricas como unidad espacial permite una mejor gestión de la calidad del aire, incluyendo el manejo del ruido o contaminación acústica, así como la contaminación visual.

En diversas partes del mundo, el interés de autoridades y sociedad en mantener niveles de contaminación bajos ha llevado a definir los dominios espaciales de administración de medidas de control de emisiones y de monitoreo utilizando regiones definidas bajo consideraciones físicas. Al igual que se trabaja en hidrología por medio de cuencas, en las cuales el ciclo hidrológico y la administración del agua quedan delimitados por fronteras topográficas, en la gestión de la calidad del aire se comienza a pasar en definir dominios de acción en donde los factores geofísicos como la orografía y la  dinámica  de  la  atmósfera  sean  tomadas  en  cuenta,  más  allá  de  delimitaciones puramente políticas.

En México, el uso cuencas atmosféricas requiere divulgación y concientización entre las autoridades ambientales y la sociedad en general, a fin de que hablemos un mismo lenguaje globalizado.

Es por ello de primordial interés compartir con usted los resultados de este breve ensayo académico, en el que se han investigado los problemas de contaminación atmosférica que ya están teniendo lugar en la ciudad capital de Veracruz. Para tal efecto iniciaremos con la descripción de algunos antecedentes y luego consideraremos el escenario realista actual, así como las iniciativas implementadas a través de los años. Finalizaremos con algunas recomendaciones técnicas muy eficientes para el control y la mitigación.

3. Antecedentes

3.1. Orígenes de la contaminación atmosférica en el mundo.

¿Cuándo se imagina que surgieron los primeros problemas de contaminación del aire? Siendo realistas, desde sus orígenes el ser humano ha emitido contaminantes al aire y lo mismo ha hecho la naturaleza a través de las erupciones volcánicas e incendios naturales. No obstante, esto se incrementó de manera dramática a partir de la Revolución Industrial iniciada en el Reino Unido a finales del siglo XVII. En esa época, el trabajo manual fue reemplazado por numerosas maquinarias, básicamente por la introducción de tecnologías que empleaban el vapor y que hacían posible tener altos niveles de producción. Todos estos avances llegaron a la Europa continental y América del Norte a finales del siglo XIX, y durante el siglo XX, al resto del mundo. Además de los beneficios de la Revolución Industrial también se incrementó el uso de combustibles, tal como el carbón mineral y el petróleo, indispensables para el funcionamiento de la nueva maquinaria, y que al consumirse emitían grandes cantidades de contaminantes a la atmósfera.

Desde entonces el problema de la contaminación del aire se ha convertido en una constante para muchas ciudades industriales de todo el mundo, lo que ha causado problemas de salud a la población.

Los casos más dramáticos y graves son la famosa niebla tóxica londinense de 1952, el deterioro de los bosques europeos por la “lluvia ácida” en los años cincuenta y sesenta del siglo XX, y la grave situación de la calidad del aire en la Ciudad de México, Tokio y Sao Paulo durante las últimas décadas del siglo anterior. Esto ha obligado a tomar conciencia de la importancia de una atmósfera limpia para el bienestar de la población y del medio ambiente
En 1881, Chicago y Cincinnati fueron las dos primeras ciudades estadounidenses en promulgar leyes para garantizar el aire limpio. Otras ciudades estadounidenses siguieron el ejemplo durante principios del siglo XX, cuando se creó un pequeño Departamento de Contaminación del Aire, dependiente del Departamento del Interior. Los Ángeles y Donora (Pensilvania) experimentaron grandes cantidades de smog durante la década del 1940.
En Londres, capital del Reino Unido, del viernes 5 al martes 9 de diciembre de 1952, murieron cerca de 4 mil personas al cubrirse la ciudad con una intensa niebla que se estacionó y atrapó los contaminantes emitidos por las chimeneas y los automóviles de la ciudad. A lo largo de esos días, las concentraciones de partículas suspendidas en la niebla alcanzaron en algunas zonas 40 veces los niveles normales, mientras que el bióxido de azufre (SO2) aumentó su concentración cerca de 7 veces. Este trágico evento motivó que se promulgaran en el Reino Unido las Leyes del Aire Limpio –en 1956 y 1968- que prohibieron a los residentes de las áreas urbanas y a los operadores de fábricas el empleo de combustibles generadores de humos que pudieran poner de nuevo en riesgo la salud de la población ante un nuevo fenómeno climatológico de este tipo.
En los Estados Unidos la contaminación atmosférica comenzó a recibir la atención pública a mediados de la década de 1950 y a principios de los años 1970, fechas que coinciden con la creación y aprobación de la Ley del Aire Limpio, la Ley del Agua Limpia, la Ley de Política Ambiental de los Estados Unidos y la Ley del Ruido.
Por su parte llas primeras referencias al ruido proceden del antiguo Egipto, en el siglo XVII a.C., y describen, aunque no claramente, el tinnitus. Hipócrates, en el siglo V a.C., fue el primero en describir éste como un zumbido ligero y, también, el primero en recomendar que los afectados se mantuvieran lejos de las fuentes de ruido. Pero no fue sino hasta la Revolución Industrial que la comunidad médica en Inglaterra empezó a reconocer que el ruido podía ser un riesgo para la salud. La primera referencia reconocida apareció en la prestigiada revista médica The Lancet entre 1830 y 1831, cuando John Fosbroke afirmó que la sordera de los herreros era consecuencia de su trabajo y que los afectaba de manera gradual, sin que lo notaran.

A la fecha ha habido varias iniciativas sobre la contaminación generada por ruido; están asociadas regularmente a la contaminación del aire. En México se han publicado diversas leyes y normas al respecto, mismas que comentaremos en una siguiente entrada (PARTE 2). Mientras tanto, si usted tiene alguna información complementaria o datos importantes que deban ser incluidos para mejorar este documento, tenga la bondad de escribir a joaquinbecerra16@gmail.com


Lecturas recomendadas que encontrará disponibles en la Web: 

GARIBAY, C., M. G. (Coordinadora), 2009. Aire y salud. Universidad de Guadalajara. Ed. Pandora. Guadalajara, Jalisco, México. 173 pp.; INE-SEMARNAT, 2006. Inventario Nacional de Emisiones de México, 1999. Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. México, D.F. 377 pp; INE, 2011. Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas (2000-2009). México, D.F., 405 pp.