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jueves, 29 de noviembre de 2018

CULTIVO DE ÁRBOLES, UNA AGRICULTURA PERMANENTE



 “Un objeto visto aisladamente de la     totalidad no es una cosa real” 

Panorama parcial sobre un cultivo de árboles de Cedrela odorata, asociados al agroecosistema de caña de azúcar en Omealca, Veracruz, México.

El único medio de conseguir que el agricultor pueda cultivar su parcela de modo exitoso y más intensivo posible es la "Agricultura Superior", una modalidad que se implementó por todo Europa. Ésta consistía en mantener un equilibrio entre los animales y las plantas, planeado cuidadosamente de que unos a otros se nutriesen mutuamente. Así las plantas servían de alimento a los animales y éstos a su vez fertilizaban el suelo con su estiércol, y la tierra sustentaba a las plantas. Se alternaban diversas variedades de animales y plantas en la misma parcela, cuidando que cada especie tomara lo necesario para sí pero que hiciera una contribución particular a la tierra. Así, en la mente del agricultor, las necesidades del suelo ocupaban siempre un lugar preeminente.

Siguiendo con este tenor, en 1929, Joseph Russell Smith emplea el término “Agricultura Permanente” como título para su gran obra: “Tree Crops: A Permanent Agriculture”, misma que se traduce como “Cultivo de Árboles: Una Agricultura Permanente”. Presenta al mundo como un todo interrelacionado y sugiere el establecimiento de sistemas mixtos de árboles con cultivos agrícolas debajo de ellos. Insiste en que este tipo de ecosistemas pueden sostenerse indefinidamente.

Russell Smith inspiró a muchos individuos empeñados en lograr una agricultura sostenible asociada con árboles tales como Toyohiko Kagawa, pionero en el cultivo de los bosques del Japón en la década de 1930, y quien también escribió un libro esencial para la permacultura: “Forest Farming: Towards a Solution to Problems of World Hunger and Conservation” publicado en 1978, en colaboración con Kagawa, Robert Hart, un botánico inglés.

Por su parte, Hart llevó a la práctica la teoría de Kagawa en su granja de Highwood Hill, en Wenlock Edg, superando todas sus expectativas, porque al no tener tiempo para el cuidado de los bosques con las técnicas agrícolas convencionales, la naturaleza fue abriéndose paso por sí misma. Esa falta de intervención humana propició el crecimiento de numerosas plantas comestibles y medicinales que enriquecieron aún más la biodiversidad local. Así los frutos secos y carnosos, la madera, las hierbas terapéuticas, los hongos y las verduras fueron la recompensa que Hart consiguió en su explotación agroforestal emprendida. En términos doctos, esta experiencia le permitió fijar las bases técnico científicas para promover este tipo de cultivos agroforestales en Inglaterra, y por extensión, en el resto de Europa.

Cabe recordar que el término permacultura, como un método sistemático, fue acuñado por primera vez por los australianos Bill Mollison y David Holmgren en 1978. La palabra permacultura (en inglés permaculture) es una contracción, que originalmente se refería a una agricultura permanente, pero su significado se amplió para incluir todos aquellos conocimientos etnoecológicos y bioculturales, debido a que se ha comprobado que los aspectos espirituales y sociales son parte integral de un sistema verdaderamente sostenible. No debemos verlos como entes aislados o separados; lo uno es consecuencia de la perpetuidad y el buen funcionamiento del otro; esto inspirado en la filosofía de la Agricultura Natural de Masanobu Fukuoka, quien, a los 25 años, puso en duda la forma habitual de cultivar la tierra en su entorno.

La esencia del método Fukuoka o Agricultura Natural Mahayana, que surge en Japón, a mediados del siglo XX, es reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible de modo que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta sin ningún esfuerzo añadido. Sus radicales principios de trabajo (No arar; No usar abonos ni fertilizantes; No eliminar malas hierbas ni usar herbicidas; No usar pesticidas; No podar; Bolas de arcilla o Nendo Dango) se basan en una filosofía de no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir. Fukuoka alcanzó un grado de comprensión de los microecosistemas del suelo, que ha ideado un sistema de trabajo que libera de laboreo y esfuerzos innecesarios de la agricultura conocida. Su método se basa en empezar dando y luego recibir de forma natural, en lugar de exigir a la Tierra hasta agotarla.

Por consiguiente, desde los años 70, la permacultura se ha contextualizado como una filosofía de vida que consiste en trabajar con, y no en contra de la naturaleza. Se trata de una actividad de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas y totalmente inconscientes; es asunto de concebir a las plantas y los animales con todas sus funciones, en lugar de tratarles como sistemas mono-productivos independientes. Es un método de principios de diseño agrícola, social, político y económico, basado en los patrones y las características del propio ecosistema natural. Constituye la mejor respuesta a la crisis ambiental y social que estamos viviendo. Es algo tan sencillo, o quizá tan difícil, como escuchar la voz de la naturaleza y plasmarla en el campo de la ingeniería agroforestal.

A pesar de que todavía existe vaguedad entre la relación de la producción de agua y la cobertura forestal, está claro que las masas arboladas constituyen el más barato y eficiente mecanismo de abasto de agua. Por lo que en un mundo donde escasea el vital líquido, se debe implementar “por obligación” un programa ambicioso sobre “siembra y cosecha de agua” mediante la permacultura forestal.

Tenemos que aprender a ver más que madera

Los bosques producen veintenas de bienes y servicios adicionales como la fauna silvestre, forraje, frutos comestibles, hongos, materiales de construcción, plantas medicinales, tierra de monte, resinas, gomas y leña combustible, entre otras contribuciones. Tan solo, en México se utilizan alrededor de 1,000 productos no maderables (hojas, frutos, gomas, ceras, fibras, tierra, hongos, cortezas, entre otros) los cuales se obtienen de los diferentes ecosistemas forestales presentes en el territorio nacional. Se han identificado aproximadamente 5,000 taxa de plantas útiles y 215 especies de hongos, cifras muy modestas o conservadoras si se considera que en México existen alrededor de 30,000 especies de fanerógamas y de 120,000 a 140,000 especies de hongos (Rzedowski, 1992, Guzmán, 1995).

Por otra parte, el ecoturismo de bajo impacto o turismo de naturaleza es otra contribución derivada de los bosques permanentes, consiente de ser aprovechada. Se estima que el número total de visitantes a los parques nacionales y reservas de la biosfera oscila entre 5.19 - 6.13 millones de visitantes al año, con un excedente del consumidor de aproximadamente US$ 3.20/visitante.

Para mayores asesorías e informes me pueden escribir a Joaquínbecerra16@gmail.com

Con mis atentos saludos,
Joaquín Becerra Zavaleta


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Una lectura adicional que les recomiendo es la de Mario Vega: “Toyohiko Kagawa y las tres dimensiones del bosque”. Publicado en EcoCult: Ciencias naturales. Recuperado de: http://www.thecult.es/conciencia-cultural/las-tres-dimensiones-del-bosque.html

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