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sábado, 18 de mayo de 2013

De Espaldas al Mar: Un Cambio Climático que hace Bramar los Océanos



 
Resumen

Se trata un tema que nos compete a todos. Ya es considerado de seguridad internacional. Pocas veces nos preocupamos por investigar la interacción océano-atmósfera y de como el océano regula y suaviza las condiciones extremas de temperatura. Esto nos pone de espaldas al mar y con pocos elementos para afrontar el irreversible cambio climático y las secuelas que éste ya está teniendo en los océanos y sobre las comunidades asentadas en derredor. Veámos por qué, en este breve recorrido de lectura.


Introducción

El mar reune en su seno un cúmulo de maravillas que todavía no han sido exploradas en su totalidad. Es asombroso, por ejemplo, saber que en una hectárea de mar hay más riquezas que en una hectárea de mina terrestre. Nuestro gigantesco amigo nos tiene resguardado petróleo, piedras preciosas, metales y sustancias químicas muy útiles. Por su parte, la flora y la fauna del mar forman fantásticos jardines multicolores e integran tanto el prodigioso mundo microscópico, de raras figuras geométricas, como los imponentes colosos, todos de una hermosura incomparable. No en vano se dice que “En el mar la vida es más sabrosa…”, y una alegoría generalizada nos enseña que “como es afuera también es adentro”, lo cual encaja bastante bien con los océanos, en donde se han descubierto vestigios sobre ciudades consideradas leyenda, hasta erupciones bajo el agua provocadas por increíbles volcanes submarinos.

Y aunque esto resulta ser sorprendente, el Cambio Climático actual está transformando muy rápido la dinámica y condiciones de los océanos, con consecuencias dramáticas para la vida marina, las pesquerías y las comunidades costeras asentadas en derredor. A nivel muy general se percibe angustia e incertidumbre por los efectos negativos que esto va ocasionando de manera irreversible. Es tal como señalas Lucas 21:25: “...Sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y [de su] agitación…” ¿Será verdad esto? ¿Se siente confundido debido a la muy controvertida información que nos trasmiten los medios de comunicación, incluyendo los de élite científica, sobre Cambio Climático? ¿Considera que lo que sabemos acerca de los océanos es casi nada y que aún estamos de espaldas ante este colosal?

De calientes a frías aguas en los océanos.

Déjeme recordarle que los océanos ocupan el 70% de la superficie terrestre, es decir, tres cuartas partes del planeta, y que actúan como verdaderos reguladores del estado medio climático. Para los antiguos habitantes, el mar fue, durante cientos de años, un lugar impenetrable y hasta cierto punto hostil debido su agreste comportamiento climático. Hay documentadas centenares de tempestades impetuosas, formación de iceberg (bloques de hielo) y  supuestas desapariciones de embarcaciones en el enigmático Triángulo de las Bermudas (Océano Atlántico). Y ¿quién no recuerda la sorprendente apertura del Mar Rojo cuando atravesaron los israelitas?

Hoy en día, gracias a la tecnología, sabemos que los océanos mitigan las variaciones extremas de temperatura ya sea absorbiendo o transmitiendo calor desde o hacia la atmósfera. Un ejemplo bien estudiado de este tipo de interacción océano-atmósfera y de como el océano regula y suaviza las condiciones extremas es el océano Atlántico Norte. La corriente del Golfo y su extensión hacia Europa transporta calor hacia altas latitudes cediéndolo a la atmósfera y moderando el clima regional de Europa Noroeste. Trate de analizar a Ribbe (2001), con el tema “Cambio Climático: ¿Qué está pasando en el océano?”, disponible en PDF en Internet. Este documento fue prácticamente la base para generar el contexto que usted está leyendo.

Por otra parte, también sabemos que las aguas oceánicas tienen una profundidad media de 4 kilómetros, y alcanzan hasta 11 kilómetros de profundidad en los grandes abismos del Océano Pacífico, como la Fosa de las Marianas, que tienen una profundidad de 11,034 metros y una longitud de 2,550 kilómetros, y cuya dimensión es superior a las más altas montañas terrestres, como la del Everest, que alcanza 8,800 metros. Nuevamente le recuerdo el principio de correspondencia que dice: “Como es arriba es abajo, y como es afuera es adentro”. Por ello es importante que vea el fondo de los océanos tan semejantemente como la superficie terrestre, que resulta ser más familiar.

Quizás usted se preguntará: ¿cómo tiene lugar dicha regulación climática marina? Pues le diré que recorriendo millones de kilómetros, la energía de los rayos solares, transmitida en diversos grados y formas según la posición del planeta, en sus variantes de día y de noche, y de estaciones en el año, y por la rotación y translación de la Tierra, produce diversos climas, que varían de acuerdo con las épocas y las zonas. Este conjunto de fuerzas y movimientos ocasiona las mareas, así como corrientes de agua que, según su temperatura, son superficiales o profundas. Algunas de esas corrientes van del área central de la Tierra hacia los polos, otras al contrario, y algunas más bordean los continentes. Estas fuerzas y movimientos provocan también corrientes de aire que, dependiendo de la altura, la temperatura y la velocidad, se presentan como suave brisa, o en forma de demoledores y mortales tifones, huracanes, ciclones y tornados.

Por su parte, la circulación de la capa superficial del océano Atlántico Norte es, en parte, un componente de la circulación oceánica global, que es a su vez creado principalmente por el viento. Esta circulación también forma la rama superior de la circulación termohalina. El término termohalino deriva de termo que significa calor y halino que hace referencia al contenido de sal, por lo que ambos factores determinan la densidad del agua de mar. Por otra parte, los gases invernadero en la atmósfera como el dióxido de carbono determinan la temperatura media de la atmósfera. Al igual que los flujos de calor entre la atmósfera y el océano, estos gases son continuamente intercambiados entre ambos sistemas. Esto significa un cambio permanente de la temperatura debajo de las aguas y hacia arriba, o viceversa. Así los reservorios susceptibles a ser perturbados por el efecto antropogénico en el ciclo del carbono son la biosfera, la atmósfera y el océano. De éstos, el mayor reservorio de carbono es el océano y la mayoría del dióxido de carbono emitido por la quema de combustibles fósiles va a ser almacenado eventualmente en el océano profundo.



Las áreas de hundimiento del océano global son verdaderas ventanas en las cuales el océano profundo se comunica con la atmósfera. Así que propiedades tales como el oxígeno y dióxido de carbono son transportadas lejos de estas ventanas a través del interior del océano semejante a lo que ocurre en una cinta transportadora. Trate de imaginar una presa de agua y toda la red hidráulica hasta llegar al grifo de su casa. Pues una parcela de agua superficial y su contenido de propiedades atmosféricas toma, en promedio, varios siglos en regresar a la superficie a su posición inicial. De esta forma el océano actúa como memoria de los estados climáticos del pasado reciente de la atmósfera. El almacenamiento de propiedades atmosféricas en el océano, en una escala temporal de varios siglos, cambia las condiciones atmosféricas del futuro. ¡Un rasgo sorprendente que muchos ignoramos!

Impactos del cambio climático en los océanos

El cambio climático actual está afectando adversamente a los océanos en su temperatura, en el suministro de nutrientes, en la cadena alimenticia, los sistemas de vientos, las corrientes marinas, y eventos extremos como los ciclones y trombas marinas se hacen cada vez más comunes e intensos. Todo esto, a su vez, afecta la distribución, abundancia, ciclos reproductivos y migraciones de plantas y animales marinos, de los cuales millones de personas dependemos como fuente de alimento, ingreso o recreación. Igualmente, nuevas evidencias indican que los organismos marinos pueden responder más rápido al cambio climático que las plantas y animales terrestres. Pareciera que ciertas especies marinas se han distribuido más hacia los polos (como podría ser el caso de la jibia o pota), cambiando la trama trófica e impactando en otras especies de las cuales dependemos. El desaceleramiento de la dinámica de los océanos también implica que algunos cambios, como la acidificación, serán irreversibles durante este ya adentrado siglo XXI.

Estos indicadores ambientales nos recuerdan una verdad que resulta incómoda como ciencia y sociedad:

  • Hemos estado de espaldas al mar por tantísimo tiempo, ignorando los aspectos más elementales.
  • Sólo hemos tenido mente y ojos para ver y entender lo que ocurre sobre la superficie terrestre que pisamos.
  • En la lucha por vivir hemos creído haber conquistado al mar, sin tan siquiera conocer sus ciclos más elementales, ni la memoria que guarda.
  • Sin prejuicio alguno, el mar seguirá siendo nuestro principal benefactor, pero también será nuestro más cruel verdugo.

Conclusiones preliminares

Es irrefutable que el cambio climático seguirá afectando adversamente cada aspecto de los ecosistemas marinos, desde el agua misma hasta cada ser vivo. Lamentablemente esto continuará y aumentará en las siguientes décadas si hoy no aplicamos las previsiones correspondientes. La angustia e incertidumbre que se vive como sociedad, obedece, en parte, a que la vida marina ha sido degradada por la pesca desmedida y sin vigilancia de control, así como por la destrucción de hábitats, la contaminación generalizada y la introducción de especies invasoras. En este vaivén todos somos responsables del grave deterioro marino ambiental, ya que lo que sucede aguas afuera afecta aguas adentro, y lo que ocurre aguas arriba afecta aguas abajo, o viceversa.

Se sabe ahora que el océano absorbe la mayor parte del bióxido de carbono que produce la industria moderna; que regula el clima y las condiciones meteorológicas; que extrae el calor de las regiones ecuatoriales y lo envía a las templadas permitiendo así en ellas la vida. El estudio del mar se caracteriza por la complejidad e inestabilidad: es una cadena enorme de fenómenos de los cuales apenas empiezan a ser comprendidos. No obstante es aquí donde se necesita urgentemente nuestra participación como sociedad e individuos. ¡Tenemos que asirnos de una piedra de conocimientos sobre nuestras espaldas! Algo semejante a lo que hizo "El Pipila", en Alhóndiga de Granaditas, Guanajuato México. en un acto heroico que cambió el rumbo de la historia.

Este artículo forma parte de mi posgrado en Periodismo Ambiental por la UPAV-ICA, A.C, y corresponde al módulo de Divulgación Científica Especializada, cuyo facilitador ha sido el Dr. René Chargoy Guajardo, a quien quiero externarle mi agradecimiento. 

Continuaré informando sobre el devenir de los océanos y lo que podemos hacer de manera individual para mitigar los efectos eminentes. Mientras tanto puede enviarme sus comentarios a joaquinbecerra16@gmail.com; también le recomiento que realice las siguientes lecturas disponibles en la red:

Cifuentes, L. J. L.,  Torres-García, P. y Frías, M. M. 1997. El océano y sus recursos. I Panorama oceánico. II. Las ciencias del mar: oceanografía geológica y oceanografía química.
Ribbe, J., 2001. Cambio Climático: ¿Qué está pasando en el océano?, Ciencia al dia Internacional. 2 (4):1-18.
WWF, 2012. Océanos ¿Por qué el cambio climático importa?. Programa Marino. Factsheet, Marzo
Plataforma de Divulgación PLOCAN, 10/05/2013. Procesos a gran escala-Circulación Termohalina (Cinta Transportadora). En: http://plocan.eu/divulgacion/index.php/secciones/procesos24/dinamica-oceanica/procesos-gran-escala.

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