“No hay que desmerecer el poder de la naturaleza y su
capacidad de recuperación, ni en las ciudades ni en los jardines y patios de
casa” Richard Forman
Siempre
que un árbol nos estorba, ya sea en la parcela o patio de la casa, procedemos a
derribarlo de inmediato, sin tan siquiera efectuar el más mínimo análisis para
su rescate o reubicación. Cuando este mismo árbol levanta el concreto de las
calles, truena los cimientos, obstruye el drenaje y cableados (eléctricos, telefónicos),
realizamos la misma operación: lo
derribamos sin tan siquiera imaginar que una poda de copa o raíces, técnicamente
bien dirigida, pudiera evitar su pérdida. Es que quizás vemos a los árboles
como objetos insensibles o simples, sin más valor que su color verde.
Richard
Forman, prestigioso ecólogo y profesor estadounidense, defiende la diversidad que
existe en el patio de casa y señala que el futuro
del medio natural depende de esta riqueza biológica urbana. En un jardín
promedio de los suburbios de Londres, por ejemplo, se han podido identificar hasta
un 40% de los especímenes de la fauna y flora de las islas británicas. Y en
ciudades tan industrializadas como Düsseldorf, Alemania, se ha comprobado que
la naturaleza aprovecha cualquier espacio abandonado para florecer. Podríamos
decir que la naturaleza se abre paso y
saca ventaja tanto de la acción como de la inacción del hombre urbano.
Si usted
es observador, verá que alrededor de muchas ciudades como la nuestra se
desarrolla de forma espontánea un círculo o anillo vegetal que atiende las
necesidades de la población, en el que generalmente se localizan fuentes de
agua, alimentos y diversas redes de transporte. Es este anillo vegetal al que también
hay que cuidar y rehabilitar, pues es la fuente del agua que bebemos y del
oxigeno que respiramos, amén de cientos de productos forestales no maderables
que usamos y consumimos procedentes de estos remanentes vegetales, tales como
los hongos, frutos silvestres, flores, hierbas condimentarais y medicinales, aves
cantoras, etcétera.
Nunca
debemos subestimar que la naturaleza es caprichosa, terca y persistente. Se
restaura y se reconecta de forma espontánea y masiva, según disminuyen las
emisiones de efecto invernadero y al disminuir el uso de combustibles fósiles;
y ciertas especies desarrollan mayor plasticidad ante las condiciones más adversas.
Sin embargo, nosotros le podemos hacer el trabajo más fácil a la naturaleza si
cuidamos y protegemos cada árbol de nuestro patio o parcela, de nuestra colonia
y comunidad donde actualmente vivimos.
Antes de tirar un árbol, por mucho obstáculo que se considere éste, habrá
miles de opciones que tomar. Necesitamos ingenio procedente de nuestra cabeza y
la aplicación del corazón en las obras de rescate y conservación.
Con mis atentos saludos,
_ _ _ _ _ _
Enlace recomendado: http://nuestra-tierra.laverdad.es/medio-ambiente/biologia/2718-no-hay-que-desmerecer-el-poder-de-la-naturaleza-para-regenerarse
No hay comentarios:
Publicar un comentario