(PARTE 1)
Aquél
que piense que vivimos mejor ahora que antes, porque tenemos un vehículo y
gozamos de más bienes y servicios, que piense también en que estamos
envenenando más, ahora que antes, el aire que aspiramos 13 veces por minuto. Y…
no pretendo decir que debamos retroceder a la edad de piedra, pero sí estar
dispuestos a pagar el costo, un costo muy alto
1.
Resumen.
El vertiginoso crecimiento de la ciudad de Xalapa-Enríquez, Veracruz,
durante los últimos 20 años, ha traído como consecuencia un importante daño
ambiental atmosférico, afectando principalmente la calidad del aire y generando
un mayor ruido. Seguramente si Alejandro Humboldt (1804), el naturalista alemán
que acuñara el nombre de “Ciudad de las Flores”, contemplara nuevamente esta ciudad,
la llamaría apropiadamente Ciudad de los Coches. Añádase a esto la gran cantidad de
espectaculares y propagandas comerciales que tienen tapizadas casi todas las
arterias de la ciudad. Y… ¿qué decir del gran número de casas abandodanas y
lotes baldíos, así como del enmarañonado tendido de cables eléctricos y telefónicos
que afean “La Atenas Veracruzana”?. El presente documento plantea un
análisis conceptual sobre la contaminación atmosférica de la ciudad; se
identifican los principales agentes contaminantes y las acciones desarrolladas por los organismos municipales,
estatales y privados; finalmente se hace una
propuesta tendiente a mitigar los problemas centrales sobre
contaminación atmosférica que incluye: calidad del aire, ruido y el aspecto escénico
o contaminación visual. Así que le invito a incursionar en esta la lectura. ¡No se arrepentirá!
Imagen
1. Panorama parcial sobre la carga vehícular que día con día
atraviesa la Ciudad de los Coches. Aquí punto de contacto
Banderilla-Xalapa-Enríquez, Ver.
|
2. Introducción
Seguramente
concordará conmigo en que hay tres cosas básicas para la vida, y éstas son
aire, agua y los alimentos. Ahora bien, sin comida podríamos vivir hasta un
mes, sin agua sólo unos cuantos días, pero sin aire (oxígeno) moriríamos en
cuestión de minutos. Y es que el aire es más indispensable para la vida y
cualquier actividad muscular que realicemos. Pero un aire envenenado es tan
nocivo como la ausencia del mismo, ya que en lugar de llevar oxígeno a nuestras
células, la hemoglobina transportaría veneno, provocando intoxicación y muerte.
Permítame
recordarle que la atmósfera, el área de donde fluye el oxígeno, comparable a la
delgada pielecilla de una manzana, es el principal medio de dispersión de las
emisiones y contaminantes provenientes de diversas actividades como la
agricultura, la ganadería, el transporte, el confinamiento de residuos sólidos
(basura) y todos los procesos industriales, entre otras. Dos principales
enemigos se vislumbran en este escenario, un tanto silenciosos y algo
invisibles: los gases y el ruido. Estos contaminantes emitidos a la atmósfera
ya han tenido graves consecuencias en la salud de los seres vivos, incluyendo
plantas y animales, los cuales están en contacto directo con ella (atmósfera)
en todo momento de su vida. Esta
situación ya debería incluirse como parte obligada de todas las agendas
ambientales, nacionales e internacionales.
Si
usted ha viajado al Distrito Federal, es posible que se le hayan irritado los
ojos o la garganta, que se le hayan ensordecido o dolido los oídos debido al
ruido que emiten tantísimos vehículos en circulación. Seguramente también habrá
escuchado a las personas mayores comentar que cuando eran niños se respiraba un
aire más limpio y que hasta era posible ver lugares muy alejados, ya que el
aire era más transparente. Pero esta realidad nostálgica ha cambiado y hoy la
contaminación del aire es un problema en muchas ciudades en acelerado
crecimiento y desarrollo, ya que en estos lugares se liberan grandes cantidades
de contaminantes a la atmósfera, incluyendo el ruido, procedentes de la
creciente carga vehícular sin precedente, así como de las actividades
industriales y hogares. Precisamente son estos contaminantes los que nos causan
molestias en los ojos, piel, vías respiratorias y oídos.
No
obstante, en ciudades menos densas como Xalapa-Enríquez, situada en centro del
estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, México, sobre una región montañosa forestal, la contaminación del
aire es ya un problema generalizado, según los expertos la materia. Cada
mañana, miles de habitantes se exponen a un aire cuya calidad es todavía
desconocida, pese a que es catalogada, bajo reservas, de “buena” a “regular”.
Añádase a ello la
enorme cantidad de ruido procedente del claxon de vehículos, en cuyo caso
conductores desesperados anhelan a toda costa llegar a su destino a una hora
determinada. Y… ¿qué decir del ruido emitido por los sectores industriales,
comerciales y de la construcción, que día a día desempeñan incesantes actividades?
¡Eso es el colmo! - exclamarían algunos -. Por su parte, la gran densidad de
espectaculares comerciales, casas abandodanas y lotes baldíos, así como el enmarañonado
tendido de cables eléctricos y telefónicos, también afean la ciudad e impactan
en la salud de los xalapeños.
Todo esto representa
un riesgo para la salud e incrementa las posibilidades de contraer enfermedades
cardio-respiratorias y accidentes viales. Por ello, el reto de las autoridades
en turno es abatir la contaminación que ya domina a la gran urbe xalapeña de
nuestro tiempo.
Pero muchos de los habitantes de las
colonias urbanas y periurbanas han sido los primeros en percatarse del
problema, en percibir sus efectos adversos sobre su salud y en donde ya se
monitorean, por parte de las autoridades ambientales estatales y la Universidad
Veracruzana, los niveles de contaminación a los cuales están expuestos. Algunos
consideran esta anomalía, ya como un problema ambiental de primer orden.
Bajo este contexto, el uso de cuencas atmosféricas como
unidad espacial permite una mejor gestión de la calidad del aire, incluyendo el
manejo del ruido o contaminación acústica, así como la contaminación visual.
En diversas partes del mundo, el interés de autoridades
y sociedad en mantener niveles de contaminación bajos ha llevado a definir los
dominios espaciales de administración de medidas de control de emisiones y de
monitoreo utilizando regiones definidas bajo consideraciones físicas. Al igual
que se trabaja en hidrología por medio de cuencas, en las cuales el ciclo
hidrológico y la administración del agua quedan delimitados por fronteras
topográficas, en la gestión de la calidad del aire se comienza a pasar en
definir dominios de acción en donde los factores geofísicos como la orografía y
la dinámica de la atmósfera
sean tomadas en
cuenta, más allá
de delimitaciones puramente
políticas.
En México, el uso cuencas atmosféricas requiere
divulgación y concientización entre las autoridades ambientales y la sociedad
en general, a fin de que hablemos un mismo lenguaje globalizado.
Es por ello de primordial interés compartir con usted
los resultados de este breve ensayo académico, en el que se han investigado los
problemas de contaminación atmosférica que ya están teniendo lugar en la ciudad
capital de Veracruz. Para tal efecto iniciaremos con la descripción de algunos
antecedentes y luego consideraremos el escenario realista actual, así como las
iniciativas implementadas a través de los años. Finalizaremos con algunas
recomendaciones técnicas muy eficientes para el control y la
mitigación.
3. Antecedentes
3.1. Orígenes de la contaminación atmosférica en el
mundo.
¿Cuándo se imagina que surgieron los primeros problemas de contaminación
del aire? Siendo realistas, desde
sus orígenes el ser humano ha emitido contaminantes al aire y lo mismo ha hecho
la naturaleza a través de las erupciones volcánicas e incendios naturales. No
obstante, esto se incrementó de manera dramática a partir de la Revolución
Industrial iniciada en el Reino Unido a finales del siglo XVII. En esa época,
el trabajo manual fue reemplazado por numerosas maquinarias, básicamente por la
introducción de tecnologías que empleaban el vapor y que hacían posible tener
altos niveles de producción. Todos estos avances llegaron a la Europa
continental y América del Norte a finales del siglo XIX, y durante el siglo XX,
al resto del mundo. Además de los beneficios de la Revolución Industrial
también se incrementó el uso de combustibles, tal como el carbón mineral y el
petróleo, indispensables para el funcionamiento de la nueva maquinaria, y que
al consumirse emitían grandes cantidades de contaminantes a la atmósfera.
Desde entonces el problema de la contaminación del aire se ha convertido en
una constante para muchas ciudades industriales de todo el mundo, lo que ha
causado problemas de salud a la población.
Los casos más dramáticos y graves son la famosa niebla tóxica londinense de
1952, el deterioro de los bosques europeos por la “lluvia ácida” en los años
cincuenta y sesenta del siglo XX, y la grave situación de la calidad del aire
en la Ciudad de México, Tokio y Sao Paulo durante las últimas décadas del siglo
anterior. Esto ha obligado a tomar conciencia de la importancia de una
atmósfera limpia para el bienestar de la población y del medio ambiente
En 1881, Chicago y Cincinnati fueron las
dos primeras ciudades estadounidenses en promulgar leyes para garantizar el
aire limpio. Otras ciudades estadounidenses siguieron el ejemplo durante
principios del siglo XX, cuando se creó un pequeño Departamento de Contaminación del Aire, dependiente del
Departamento del Interior. Los Ángeles y Donora (Pensilvania) experimentaron grandes cantidades de smog durante la década del 1940.
En Londres, capital del Reino
Unido, del viernes 5 al martes 9 de diciembre de 1952, murieron cerca de 4 mil
personas al cubrirse la ciudad con una intensa niebla que se estacionó y atrapó
los contaminantes emitidos por las chimeneas y los automóviles de la ciudad. A
lo largo de esos días, las concentraciones de partículas suspendidas en la
niebla alcanzaron en algunas zonas 40 veces los niveles normales, mientras que
el bióxido de azufre (SO2) aumentó su concentración cerca de 7 veces. Este
trágico evento motivó que se promulgaran en el Reino Unido
las Leyes del Aire Limpio –en 1956 y 1968- que prohibieron a los residentes de
las áreas urbanas y a los operadores de fábricas el empleo de combustibles
generadores de humos que pudieran poner de nuevo en riesgo la salud de la
población ante un nuevo fenómeno climatológico de este tipo.
En los Estados Unidos
la contaminación atmosférica comenzó a recibir la atención pública a mediados
de la década de 1950 y a principios de los años 1970, fechas que coinciden con
la creación y aprobación de la Ley del Aire Limpio, la Ley del Agua
Limpia, la Ley de Política Ambiental de los Estados Unidos y la Ley
del Ruido.
Por
su parte llas primeras referencias al ruido proceden del antiguo Egipto, en el
siglo XVII a.C., y describen, aunque no claramente, el tinnitus. Hipócrates, en
el siglo V a.C., fue el primero en describir éste como un zumbido ligero y,
también, el primero en recomendar que los afectados se mantuvieran lejos de las
fuentes de ruido. Pero no fue sino hasta la Revolución Industrial que la
comunidad médica en Inglaterra empezó a reconocer que el ruido podía ser un
riesgo para la salud. La primera referencia reconocida apareció en la
prestigiada revista médica The Lancet entre 1830 y 1831, cuando John Fosbroke
afirmó que la sordera de los herreros era consecuencia de su trabajo y que los
afectaba de manera gradual, sin que lo notaran.
A la
fecha ha habido varias iniciativas sobre la contaminación generada por ruido;
están asociadas regularmente a la contaminación del aire. En México se han
publicado diversas leyes y normas al respecto, mismas que comentaremos en una siguiente entrada (PARTE 2). Mientras tanto, si usted tiene
alguna información complementaria o datos importantes que deban ser incluidos
para mejorar este documento, tenga la bondad de escribir a
joaquinbecerra16@gmail.com
Lecturas recomendadas
que encontrará disponibles en la Web:
GARIBAY, C., M. G. (Coordinadora), 2009. Aire y salud. Universidad de Guadalajara. Ed. Pandora. Guadalajara, Jalisco, México. 173 pp.; INE-SEMARNAT, 2006. Inventario Nacional de Emisiones de México, 1999. Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. México, D.F. 377 pp; INE, 2011. Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas (2000-2009). México, D.F., 405 pp.
GARIBAY, C., M. G. (Coordinadora), 2009. Aire y salud. Universidad de Guadalajara. Ed. Pandora. Guadalajara, Jalisco, México. 173 pp.; INE-SEMARNAT, 2006. Inventario Nacional de Emisiones de México, 1999. Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. México, D.F. 377 pp; INE, 2011. Cuarto almanaque de datos y tendencias de la calidad del aire en 20 ciudades mexicanas (2000-2009). México, D.F., 405 pp.
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