Desde hace 50 años o más, los ecologistas y activistas ambientales son vistos como catastrofistas, gente que nada más obstruye el progreso. Muchos se han reído de sus predicciones y hasta han refunfuñado: “No es para tanto, el mar es muy grande y los cielos muy anchos, hay reservas de todo para milenios todavía”. Decenas de ellos han sido salvajemente asesinados debido a sus resultados e ideales en favor del medio ambiente. Pero el tiempo ha expuesto la razón de estos profetas contemporáneos. Ya no existe la menor duda de que la salud del mundo está hecha un asco. Denis Mermod (1939-1974), pastor protestante de la comunidad de sordos de Ginebra y Lausana, Suiza, en su libro “Une parole pour les sourds et leurs entendants”, ya proyectaba “la verdad incómoda” que años más tarde Al Gore difundió ampliamente. Huelga relacionar aquí aquella canción prohibida del gran cantante brasileño Roberto Carlos, con su clásico "El progreso", de 1977. No se sabe si molestó más el contenido netamente ecológico del texto o si se sintieron aludidos con eso de "yo quisiera ser civilizado como los animales".
Pero volviendo al “Génesis
Degenerado”, un extracto del referido libro nos dice: Al final, el hombre atacó
a los cielos y a la tierra. La tierra era espléndida y llena de riquezas
inmensas. Lo tenía todo para la felicidad del ser humano. Pero el espíritu del
hombre decidió transformarlo todo.
El humano dijo: “Hagamos
la luz artificial”. Y la hizo. El humano vio que ese alumbrado era bueno.
Oscureció los días y alumbró las noches. Primera etapa. El humano dijo:
“Eliminemos la separación entre lo de arriba y lo de abajo. Hagamos aviones
que nos suban hasta el cielo”. Y el humano llenó los cielos hasta el punto
de contaminarlos y que se parezcan a la ropa sucia. Fue la segunda transformación. El
humano dijo: “Que las aguas tomen el sitio de la tierra y la tierra la de las
aguas” El humano secó las marismas, hizo pantanos. El humano vio que era
bueno. Y luego dijo: “Obliguemos la tierra a producir más verduras, aumentemos
la producción de los árboles frutales”. Y así fue. Se emplearon
toneladas de productos químicos, insecticidas, y miles de productos tóxicos
fueron vertidos sobre las plantas para obtener más y más provecho. El humano
vio que eso era bueno. Fue la tercera etapa. El humano dijo: “Vamos a
liberarnos de los ciclos naturales y dejemos el ritmo de las estaciones”. Y el
humano hizo grandes ciudades donde ya no se puede ver el cielo, donde el sol
queda permanentemente tapado y donde ya no se ven los ciclos de la luna.
El humano creo la vida a contratiempo y suprimió el bien y el mal. Le pareció
bueno. Fue la cuarta etapa. El humano dijo: “Tiremos la basura al mar y
contaminémoslo. Cacemos los animales con el placer de matarlos. Hagamos la vida
imposible a los pájaros para no oírlos más”. El humano contaminó los lagos,
los ríos y los mares. Se encarnizó contra todas las criaturas e hizo
desaparecer la mayoría de los animales salvajes. El humano dijo. “Esterilicemos
para siempre los peces del mar, los animales del campo y los pájaros del cielo,
para que los humanos superpoblemos la tierra”. Fue la quinta etapa. El
humano dijo: “Hagámonos dioses a nuestra imagen, según nuestra semblanza, y que
dominen sobre el mundo entero” Así fue como el humano creó Dios a su imagen, a
imagen humana. Lo creó sexo y dinero. El humano oró a sus imágenes y las adoró.
Y les dijo: “Que seáis multiplicadas por millares de ejemplares, llenad la
tierra, dominad a los humanos. Ocupad todo el sitio”. Y el humano dijo: “He
aquí que entrego a los dioses del sexo y del dinero todo mi poder: les cedo
todo, se alimentarán de mi trabajo y de mi sacrificio”. Y así fue. El humano
vio todo lo que había hecho y he aquí que le pareció muy bueno. Fue la sexta
etapa importante. Así fueron destruidos los cielos y la tierra
y todos sus elementos. El humano concluyó al séptimo ciclo la obra de
destrucción que se había propuesto. Y descansó de toda su obra durante ese
séptimo ciclo.
El humano creó una religión de su acción y la llamó
Progreso. Ese progreso fue eterno, lo mismo que el ciclo de descanso. Porque ya
no había humanos. Se habían degenerado por completo y habían desaparecido.
Con mis atentos saludos,
J. Becerra
- - - NOTA: El
“génesis degenerado” es un extracto del libro de predicaciones “Une parole pour
les sourds et leurs entendants”, del pastor Denis Mermod (1939-1974). Tomé
dicho extracto de: lupaprotestante.com, en noviembre de 2007, pero ya no pude
acceder recientemente. Agradezco profundamente al autor(es) por haberlo
traducido y hecho asequible a la sociedad. La paz sea con ustedes.
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