En la cadena de las especies, el árbol es un desafió
a la fuerza de gravedad, es el único elemento natural en movimiento perpetuo
hacia el cielo. Crece sin prisa hacia la luz de la cual se alimenta y
transforma en hojas, madera, frutos y semillas.
Portentosamente, toda semilla sembrada o caída en
suelo fértil da frutos de calidad y en abundancia. Pero aun cayendo en un suelo
preparado y rico en nutrientes, la semilla tendrá que romper su latencia y la
testa que la recubre, haciendo un esfuerzo gigantesco para lograrlo. Algunas
semillas germinan de inmediato, pero otras se toman un mayor tiempo,
dependiendo de su poder germinativo. La germinación constituye para una semilla,
la permutación de vida hacia una dimensión desconocida, la confluencia a una
etapa de vida más activa en la que se deberá lidiar por el espacio y el
alimento. La semilla deberá renunciar a esta comodidad y seguridad si quiere
trascender.
La radícula es el primer elemento embrionario en
brotar a través de la envoltura (testa, cutícula) de la semilla. Es quizás lo
equiparado a la formación del corazón humano. Esta pequeña radícula pronto forma
pelos radicales que absorben agua y sujetan el embrión al suelo. A
continuación, empieza a alargarse el hipocótilo que empuja la plúmula (pequeño
brote o yema), y en muchos casos el cotiledón o los cotiledones, hacia la
superficie del suelo. Es la emergencia de la raíz o radícula, la que inicia
el crecimiento de la plántula.
Este nuevo brote irá creciendo en dos direcciones.
Por un lado, sus raíces irán abriéndose camino entre la profundidad de la
tierra dura y seca, en busca del agua y los nutrientes necesarios para poder
desarrollarse y crecer. A este fenómeno se le conoce como “geotropismo
positivo”. Por otro lado, el tallo empieza a emerger hacia la superficie,
teniendo también que perforar la capa de tierra que yace por encima, hasta que
finalmente sale a flote. Una vez en la superficie tiene que seguir escalando en
busca del sol (“fototropismo positivo”), intentando superar a muchas hierbas,
arbustos y árboles que están muy por encima de ella, ocultándola del sol. Pero
con gran esfuerzo en las raíces y ya sobre la superficie en forma de pequeño
vástago, irá remontando y remontando, soportando todas las adversidades de las
lluvias y tormentas, así como los días de oscuridad bajo la presión de sus
hermanos mayores y demás arvenses presentes, hasta que finalmente logra
sobresalir y hacerse dominante o codominante.
Todas estas dificultades han hecho de sus raíces las
más poderosas del reino, capaces de soportar las grandes envestidas del viento
y de la lluvia. Su tronco es tan fuerte y poderoso que difícilmente alguna tormenta
o animal podrán derribarlo. Ahora, ha logrado su sueño y disfruta de su
comodidad en las alturas, del mejor sol y aire fresco, recibe la primera lluvia
y sus raíces absorben todos los nutrientes existentes en su espacio. Está apta
para empezar a florecer y dar cuantiosos frutos. Mirando hacia atrás, la
semilla seguramente piensa que todo el esfuerzo invertido ha valido la pena.
OTRA
COSA QUE PODEMOS APRENDER
Imagínate u observa a un árbol. Lo que captan tus
sentidos (las hojas, las ramas, el tronco, las flores, los frutos, etc.) es lo
visible, su mundo externo únicamente. Pero hay algo que más que no ves del
árbol y son sus raíces. Las raíces del árbol tienen que ver con su mundo
interno. Si te fijas en el árbol, todo lo visible se forma a partir de lo
invisible. Los frutos, las hojas, las ramas y el tronco se crean en las
raíces. Las raíces son las responsables de que el árbol esté saludable, que dé
buenos frutos, que tenga hojas hermosas y que su tronco sea fuerte para poder
sostener y resistir todo. A un árbol le toma varios años alcanzar su madurez,
que es cuando técnicamente proporciona mayores beneficios al suelo y al agua,
produce oxígeno, capta CO2 y da muchos frutos.
No obstante, si tú excavarás el suelo podrías ver
como la parte del árbol que está enterrada, es decir, el sistema de raíces, se
parece a un árbol visto de cabeza, tal como lo señala el axioma hermético: “Como
arriba es abajo” y “Como abajo es arriba” Muchos árboles guardan una
simetría maravillosa y casi perfecta y los agrónomos definen acertadamente el
“punto de goteo” solo con observar la copa del árbol.
Las raíces del árbol se expanden profunda y
ampliamente por debajo del suelo, de tal manera que, si miras las raíces
grandes, verás que ellas tienen muchas raíces pequeñas y pelos adheridos a
ellas. Recuerda que, si la parte superior del tallo muere, las raíces
también pueden morir.
Generalmente cuando las hojas, los frutos y las
ramas o el tronco no están saludables es porque ha habido un problema en las
raíces. Si los frutos están dañados no pensaría en a abonar a los frutos
¿verdad?, más bien abonarás a las raíces. Los males en las hojas, las ramas, el
tronco, las flores y los frutos, son un síntoma de lo que está ocurriendo a
nivel interno, en las raíces. Lo exterior es un resultado de lo interior.
Recuerda que: “Como es por fuera es por dentro”
Como nosotros formamos parte de la naturaleza, tiene
sentido que para nosotros también funcione este principio ¿verdad? Así, por ejemplo, si tu economía, tus
relaciones, tu salud, tu trabajo, tu tiempo, tu familia, tu matrimonio,
etcétera, no están funcionando bien, la respuesta está con lo que está pasando
en tu interior, en tus pensamientos, emociones y sentimientos. Eso es lo que
está creando todo lo que ves y vives; o lo que es lo mismo, si en tu mundo
externo algo no está bien, la respuesta está en tu mundo interno. Tu mundo
interno crea tu mundo externo. Tu mala salud, tu falta de amor, o tu
pobreza no son ningún problema. Todo eso es sólo es un síntoma de lo que está
ocurriendo en tus raíces, en tu mundo Interior.
Al
igual que el árbol, tu mundo interior crea tu mundo exterior. Como es en tu
mente es en lo físico. Como es lo espiritual es en lo material. Como es dentro
de ti es fuera de ti. A cada uno de nosotros nos corresponde definir el resto
de nuestra historia y desarrollo. Hay
semillas de grandeza en tu interior, es tiempo de hacerlas germinar. Nunca olvides
que: "Si no plantamos conscientemente las semillas que deseamos en los
jardines de nuestras mentes, terminaremos rodeados de malas hierbas" Tony
Robbins.
Con mis atentos saludos
J. Becerra
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Lecturas
complementarias sugeridas a partir de las cuales está inspirada la reflexión:
1. Moreno-Casasola,
P. (1996). Vida y obra de granos y semillas. Fondo de Cultura Económica (FCE).
2. García
Calvo, L. (2018). Un Milagro en 90 días. Vol. 2.
3. Home,
documental de la Tierra (2009). Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=SWRHxh6XepM
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