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viernes, 28 de diciembre de 2018

LO QUE NOS ENSEÑA LA ALTURA, EL DIÁMETRO Y LA EDAD DE LOS ÁRBOLES


“Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen” 
Albert Schweitzer
Imágenes tomadas de la Web con fines de enseñanza. Se externa el crédito a los autores de las mismas.  



Para un encino (Quercus sp.) no hay nada sobresaliente en llegar a tres siglos de vida, ya que a esa edad se encuentra en pleno vigor fisiológico y en uno de sus momentos más productivos. Sin embargo, para un chopo (Populus sp.), llegar a los 300 años es un logro extraordinario, ya que a esa edad se encuentra en la decrepitud de su vida, en la senectud y cercano a su muerte.

La edad biológica de un árbol nos ayuda a entender mejor sus necesidades. Si sabemos que su edad se encuentra cercana a la senectud podremos actuar en consecuencia, realizando los tratamientos silvícolas adecuados a esa avanzada edad. Si por el contrario el árbol se encuentra en un ciclo intermedio, será más receptivo a los tratamientos silvícolas que se planteen ante cualquier eventualidad. El crecimiento también nos aporta valiosa información del sitio tal como su fertilidad, humedad, acontecimiento de sequías o incendios, que queda grabada para siempre en los anillos de los árboles. Dicha información permite también, mediante la dendroarqueología, datar la madera que utilizaron civilizaciones antiguas en sus construcciones, e incluso determinar la época de su fundación o caída. De hecho, existe una rama de esta ciencia, la dendroquímica, que evalúa la composición y la velocidad de absorción de contaminantes atmosféricos que son absorbidos por la madera de los árboles, especialmente en zonas cercanas a ciudades.

La epidometría, por su parte, es un indicador de productividad que trata de la medición, cálculo y estimación del crecimiento de los árboles y bosques desde un punto de vista de dinámico. La palabra epidometría proviene de “epidoma”, crecimiento y “metron”, medida. Es una rama de la Silvicultura que mide el crecimiento en volumen y la edad de los árboles y su espaciamiento dentro del bosque. Entendiéndose por crecimiento un cambio irreversible en tamaño y peso que sufren los árboles. Para fines convencionales este crecimiento se recomienda expresarlo es kilogramos por hectárea por año (kg/ha/año), toneladas por hectárea por año (ton/ha/año), metros cúbicos por hectárea por año (m3 /ha/año).

Para fines meramente prácticos, la Convención Universal Forestal sugiere medir el diámetro junto con corteza, a menos que se especifique lo contrario, a una altura fija desde el nivel del suelo.  Esta altura estandarizada es a la altura del pecho. Sin embargo, esta disposición tiene algunas variantes debido a la diferencia en el tamaño de las personas que realizan los trabajos de campo. Así en la Europa continental, Australia, Reino Unido, Canadá, entre otros, se considera la altura del pecho definida como 1,30 m de altura desde el suelo. Pero en Nueva Zelanda, India, Malasia, Sudáfrica y algunos otros países la altura del pecho se considera como 1,40 m desde el suelo. Por su parte en Estados Unidos se usa a 4,5 pies (1,3716 m) y en Japón (1,25 m).

La mayoría de los árboles, principalmente de clima templado frío, poseen un propio código de barras y en él se albergan registros interesantes sobre incendios forestales, sequías, inundaciones, deslaves, erupciones volcánicas, plagas y contaminación atmosférica, incluso nos ofrecen pistas sobre el origen y la caída de civilizaciones antiguas. Con esta información se puede llegar, inclusive, a predecir sequías y frecuencia de incendios forestales.

Para obtener información de un árbol, los dendrocronólogos emplean un “taladro de Pressler”, que permite extraer una muestra (viruta) con la que se contabiliza el número de anillos de crecimiento. De esta manera se puede tener acceso a datos sobre la edad. Estos especialistas son recopiladores de pistas y detectives en busca de rastros históricos entre cortezas y madera.

LO QUE ALGUNOS NOS DICEN

La Sequoia sempervirens, el llamado Hyperión, también conocido como “El gigante de la estratósfera”, localizado en el Parque Nacional Redwood, al Norte de San Francisco, California, mide 115,55 metros de altura y no para de crecer. Hyperión hace alusión a uno de los hijos Titanes de Gea, la diosa de la Tierra, y Urano, el dios del Cielo. Hyperión significa "el que mira desde arriba" y representaba al Titán más alto de entre todos los titanes. Se calcula que el Hyperión de referencia, Sequoia sempervirens, es 20 metros más alto que la estatua de la Libertad de Nueva York, EE.UU., de 93 metros. Se calcula que posee unos 526.69 metros cúbicos de madera y alcanza de 700 a 800 años de antigüedad. Su ubicación exacta no ha sido revelada públicamente para evitar que el tráfico de turistas que pudiera alterar el ecosistema en el que habita este gigante natural.

Algunos ejemplares del Eucaliptus regans que fueron talados o derribados por la acción del hombre, llegaron a alcanzar entre 140 y 150 metros. El árbol más famoso fue el conocido como Ferguson Tree, talado en 1872, y que medido una vez en el suelo llegaba a los 150 metros, aunque éste se encontraba ya fracturado en su copa.

El Taxodium mucronatum, el llamado Árbol del Tule o Ahuehuete, reconocido como el árbol más notable del Estado de Oaxaca y también un emblema para la República Mexicana como Árbol Nacional. Se trata justamente de la misma especie del “Árbol de la Noche Triste” en la Ciudad de México, donde lloró Hernán Cortés al ser derrotado por los mexicas. Debido a su excepcional diámetro del tronco de 14.36 metros y una circunferencia de 45 metros que muy difícilmente la pueden abrazar 30 personas tomadas de las manos, se considera una maravilla natural, uno de los más grandes y antiguos del mundo. Su edad sobrepasa los 2000 años y alcanza una altura de más de 40 metros. En la sombra de este árbol caben aproximadamente 500 personas. Se calcula que posee un volumen de 800 metros cúbicos de madera y un peso aproximado de 630 toneladas. Entre los nudos del tronco y las ramas aparecen formas caprichosas de ciertos animales como "El Elefante", "El León”, “El Cocodrilo” y "El Pez", entre otros. Es posible que de acuerdo al grado de imaginación que posea, pueda apreciarlos o no, pero el hecho es que dicha costumbre debe existir desde hace muchos años.

El Pinus longaeva o pino Bristlecone, es el árbol más viejo del mundo, con 4 847 años, aunque varios dendrocronólogos consideran que francamente tiene 5 067 años. Se le llama Matusalén en honor al personaje bíblico que vivió 969 años. Se encuentra en el Bosque Nacional Inyo, en el centro de California, Estados Unidos. La especie fue descubierta en la década de 1930 por Edmund Schulman, un paleontólogo que se dedicaba a fechar sequías y eventos cósmicos a través de los anillos de los árboles. Paradójicamente, la naturaleza, como si fuera un escultor macabro, le ha otorgado un aspecto desagradable y todo moribundo; una suerte de escultura natural. El tronco es sumamente retorcido y está cubierto por una capa gruesa de resina que lo protege de la putrefacción, de parásitos y hongos. Por el contrario, el chispazo de un relámpago puede prender la corteza resinosa y acabar con esta reliquia viviente.

Estos pinos longevos crecen a más de 3 000 metros sobre el nivel del mar, en una tierra árida y azotada por vientos helados. Y es, seguramente, esa adversidad del ambiente lo que los hace ser tan longevos.

El ejemplar de esta misma especie que anteriormente encabezaba la lista de los árboles más longevos, sucumbió al hacha de un estudiante de geografía. Lo llamaban Prometeo, porque creció encadenado a la montaña como el titán de la mitología griega, aunque no en el Cáucaso, sino en el Parque Nacional de las Grandes Cuencas, en Nevada (EE.UU.). Era una reliquia de la Edad de Bronce, considerado no sólo el árbol más antiguo, sino el organismo más viejo no clonado jamás conocido. Los científicos le calculaban 4.900 años. Pero dejó de cumplirlos el 6 de agosto de 1964 y sus restos se guardan en tres cajas de cartón en el Laboratorio de Investigación de los Anillos de los Árboles, en la Universidad de Arizona, EE.UU.

A manera de conclusión

Pocas personas están abiertas a la especulación sobre las dimensiones y edades de los árboles. En cierto sentido son seres vivos, a veces centenarios, de contemplación inverosímil que revelan una importante historia sobre el clima, los bosques y las poblaciones adyacentes. También es importante considerar que la longevidad va asociada a cada especie, siendo algunas más longevas que otras.

A pesar de esto, la pérdida de especímenes centenarios afecta las relaciones existentes de otros organismos y de los factores bióticos y abióticos con los cuales han establecido alguna estabilidad ecológica. Constituye una pérdida de la biodiversidad y del germoplasma de individuos adaptados a condiciones estresantes por periodos históricos, así como fuente de alimentos, ingredientes activos medicinales e industriales y de información paleoclimática valiosa.

jueves, 20 de diciembre de 2018

PREPARE A SUS PLANTAS PARA EL INVIERNO

Imágenes tomadas de la web con fines meramente de enseñanza. Se reconoce el crédito correspondiente. 

Las plantas no reconocen ni respetan la fecha oficial de inicio del solsticio de invierno (del latín sol, 'Sol', y sístere, 'permanecer quieto”) que para México será el 21 de diciembre, por tratarse del hemisferio Norte. Durará 88 días y 23 horas, cuando empiece la primavera. En el hemisferio Sur este fenómeno ocurrirá los mismos días, pero durante junio. Sea cual sea la ubicación geográfica, las plantas no se esperan hasta ese día para ajustar su metabolismo, sino que lo hacen mucho tiempo antes. Esta es la razón por la que debemos coadyuvar anticipadamente en prepararlas contra el frío. 

Huelga recordar que los dos principales enemigos del hombre murciélago en Batman y Robin son el hielo y el frío de Mr. Freeze (Víctor Fries), también conocido como el Señor Frío o Señor Zero, con el que fácilmente combate a sus enemigos, a menudo congelándolos.  Por eso es que, a medida que van bajando las temperaturas, el abrigo es para nosotros nuestro mejor aliado. En las montañas, las heladas o nevadas empiezan a ser más frecuentes y los días se hacen más cortos. Esto nos recuerda que el periodo invernal está cada vez más cerca y que es momento de empezar a preparar la calefacción y los demás enseres.

Similarmente, para la mayoría de las plantas el invierno no es la estación del año más preferida, ya que las que están en el exterior sufren debido a las bajas temperaturas, los vientos y lluvias copiosas, a menudo hasta del típico “chipi-chipi”. En cambio, las de interior se ven perjudicadas cuando el ambiente está muy calefaccionado y no reciben el riego adecuado que les permita conservar la humedad. También se ven afectadas por la falta de circulación de un aire limpio. Aunque una de las ventajas de la estación invernal es que se disminuyen considerablemente las plagas como araña roja, mosca blanca y pulgones.

A ALGUNAS LES ENCANTA EL FRÍO, LO DISFRUTAN

En el permafrost (subsuelo terrestre permanentemente congelado), fue encontrada una madriguera de ardillas de esa lejana y fría época, conteniendo varias semillas conservadas por unos 30 mil años a las orillas del río Kolima, gracias al hielo. Científicos rusos las hicieron florecer, obteniendo una planta que fue parte del paisaje de la era glaciar, Silene stenophylla. Esta produce unas flores blancas, mismas que fueron preferidas como alimento por los mamuts y los tigres dientes de sable. Su versión moderna es bastante parecida y habita en el Noreste de Siberia.

Paradójicamente a algunas plantas parece encantarles el invierno y es cuando deciden florear y aperturar un nuevo follaje. Los Pensamientos de Invierno, por ejemplo, nos engalanan con sus sugestivos colores durante este periodo del año. Existen muchas variedades, pero todas proceden de la especie Viola tricolor, debido a que en sus pétalos se mezclan hasta tres colores, impregnando su nota de color en los jardines. El nombre Pensamiento o Pienso, que se originó en Francia, es a causa de que, en agosto, cuando la planta se marchita, la flor se inclina hacia delante como una pequeña personita que está reflexionando, absorta en sus recuerdos y pensamientos.

También está el Cyclamen, una planta imprescindible para nuestro hogar en la temporada de invierno. El nombre Ciclamen o Cyclamen deriva de un vocablo griego que significa círculo, lo cual hace referencia a un fenómeno muy curioso en el que los tallos que sostienen las cápsulas con las semillas se van enroscando sobre sí mismos hacía arriba, de manera que una vez que las semillas están maduras caen necesariamente en tierra. Esta planta normalmente desarrolla sus hojas en otoño y las flores llegan a su esplendor durante el invierno, pero una vez llegada la primavera se adormecen hasta que una vez llegado el otoño para iniciar su nuevo ciclo de vida.

La Rosa de Navidad o Rosa de la Nieve (Helleborus niger), es una planta que además de suficiente humedad en el ambiente, exige un clima frío. Es una planta típica de invierno y no soporta el calor ni la seguía. Si se desea cultivar en una maceta, ésta deberá ser grande y profunda, teniendo siempre la precaución de ponerla a la sombra y estar al pendiente de su riego (humedad del suelo) en verano.

Otra Rosa de las Nieves (Eryngium monocephalum Cav.) está conformada por raíces carnosas, tallo grueso y hojas anchas y con espinas que crece en alturas superiores a los tres mil metros sobre el nivel del mar y es capaz de soportar temperaturas bajo cero, suelos rocosos y vientos superiores a 60 kilómetros por hora. Esta planta florea bajo los pinos de alturas (Pinus hartwegii), en las zonas boscosas más altas del Estado de México como los volcanes Xinantécatl, Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Durante el invierno, cuando la nieve lo cubre todo, esta planta parece no tener vida, pero de julio a octubre florea y proporciona alimento a algunos animales.

La flor invernal llamada Campanilla de Invierno o Galanto (Galanthus nivalis L.), presenta increíbles flores blancas que parecen colgar solitarias de un tallo sólido. Se trata de plantas a las que les gusta mucho la sombra, no siendo extraño verlas florecer a pleno gusto entre la nieve. ¡Sin duda una planta de invierno a toda máquina! Aunque una más conocida como Flor de las Nieves o Flor de Edelweiss es Leontopodium alpinum, planta alpina difícil de encontrar y protegida en territorio español. Para los suizos representa su flor nacional. En República Checa y Alemania, las partes subterráneas están protegidas, lo que significa que se pueden recolectar las flores, pero no desenterrar los bulbos.

El Tulipán (Tulipa spp._Liliaceae) originario de Asia Central, es una planta de primavera y verano, pero la cantidad de cambios genéticos que han sufrido a través de la hibridación, han conseguido que cada vez florezcan antes y quizás sea el tipo de bulbo más utilizado en invierno para embellecer nuestros jardines.

Por su parte el Alelí es otra planta especial para el invierno, de porte pequeño y muy abundante en Europa. Puede ser cultivada en maceta y adornar nuestros balcones, con flores de vivo colores, en blanco, rosa, lila.

Entre otras plantas a las que parece encantarles el invierno están: Noche Buena o Flor de Pascua, Lirio de Invierno (Iris planifolia), Camelias tanto rojas como blancas, Kalanchoe, Azucenas o Amaryllis, Begonias, Jazmín o Huele de Noche. 

OTRAS RESISTEN O TOLERAN EL FRÍO

Otras plantas consideradas resistentes o tolerantes al frio son las coníferas, los enebros o sabinos (Juniperus monticola) y los cipreses, quienes durante en esta época del año adquieren un vistoso tono verde claro y amarillo dorado. La Thuja, Tuya o Árbol de la Vida (Thuja occidentalis) parece revegetar o rejuvenecer durante esta estación. Otra especie considerada más que maravillosa y creada por Zeus (el dios de los rayos), y que florea mucho en la alta montaña invernal es la Siempre Viva (Siemprevimum tectorium), también llamada “barbas de Zeus”. Esta especie está muy emparentada a la Planta de Hielo, en inglés Ice plant, Delosperma lineare, que procede de Lesotho, en el sur de África. Prosperará bien en una exposición de sol directo y altas temperaturas. No obstante, puede resistir alguna helada (no persistente) de hasta unos -6 ºC.

De modo semejante, es posible hallar en esta misma situación la Fresa Silvestre, el Cardo de los Volcanes (Cirsium, Eryngium) y Diente de León, floreando galantemente en esta época del año.

QUÉ HACER EN GENERAL

Esta no es una buena época para plantar, sino para cuidar las plantas que tenemos establecidas. Las “manos a la obra” deben emprenderse a partir de agosto y septiembre, cuando se aconseja espulgar y abonar todas las plantas. Aquellas con flor que les encanta el invierno y se ponen más lindas que nunca, conviene aplicarles un inductor para la floración y cuaje, tales como Floricuaje, Nitrato de Potasio, Peters 10-30-20, o algún abono orgánico como humus o caldo de lombriz. Esta aplicación será foliar y también al suelo o sustrato. Algunas plantas pueden ser podadas en otoño para mantenerlas más sanas, como por ejemplo los arbustos con mucho follaje. Los arbustos más floridos es mejor trabajarlos una vez hayan florecido las flores. En cualquiera de los casos, hay que esforzarse por que el jardín o huerto no luzcan tristes durante el invierno.

Previo a la llegada del invierno las plantas que están en el exterior deben ser acondicionadas bajo una cobertura invernal (“inviernadero”) o resguardarlas bajo el alero o balcón. Hay que regarlas cuando la flor comienza a caerse o inclinarse, aunque puede ocurrir que la tierra aún esté húmeda, pero la flor caída indica siempre falta de humedad. Debe cuidarse que el agua no caiga sobre los pétalos, pues esto puede resultar en una agresión sobre ese fino y delicado tapiz.

Las suculentas (crasuláceas), cactus y palmas deben ser colocadas en áreas bien protegidas. Debe asegurarse que el suelo tenga buen drenaje y esté lo más seco posible, cerciorándose de que haya suficiente circulación de aire. Conviene, a menudo, colocar en el fondo de la maceta o cepa una capa de tezontle rojo u otras piedras porosas, que faciliten la aireación y el drenaje. Se recomienda cubrir las plantas tiernas con una cubierta de tela suave o nylon, cuidando que ésta no toque ni dañe sus hojas y flores.

En general, las plantas de exterior no demandan fertilización durante la estación más fría del año, ya que trabajan poco y es bueno respetarles ese descanso. De todas maneras, si se respetó “manos a la obra”, esta necesidad está cubierta para las plantas.

Por su parte, las plantas de interior, en sentido estricto, dentro del hogar, gozan de la misma calefacción que las personas. Pero esto puede desecarlas y hasta matarlas. El problema no radica en los mosaicos del piso o paredes, tampoco en estufas de cocina (que restan humedad al ambiente), sino en cómo regular la disponibilidad de agua en las plantas, sin llegar a los extremos. Hay que regar siempre que la tierra esté seca, aunque, contrario a lo que se opina, esta directriz no es categórica y varía para todas las plantas y los sitios, por lo que no se pueden establecer lapsos fijos. La clave está en estar siempre atentos, es decir, con un ojo al gato y otro al garabato. Para ello hay que introducir el dedo bajo tierra y a evaluar la disponibilidad de humedad. También es necesario rociar sus hojas, bajo la premisa de no hacerlo a diario. Un rociado excesivo podría favorecer la aparición de enfermedades fúngicas, en especial el hongo de moho gris o brotitis. El síntoma se presenta cuando las hojas adquieren una coloración amarillenta y algunos espacios necróticos. En estos casos hay que tratarlas con caldo bordelés al 1 % u oxicloruro de cobre (este último con extremado cuidado), pudiendo también emplearse infusiones de manzanilla o cola de caballo. Otra forma de evitar que el ambiente pierda demasiada humedad, es no usar la calefacción al máximo y ventilar con puertas y ventanas abiertas todos los días, cuidando que no entran masas de aire demasiado frías al ambiente.

Dichas plantas de interior deben ser colocadas en sitios estratégicos los hogar, bien iluminados y ventilados. De preferencia hay que ubicarlas cerca de los ventanales, a fin de proveerles de suficiente luz natural durante el día. Sin embrago, esta buena intención nunca debe tener el “efecto lupa”, porque pudiera requemar la cutícula o epidermis de las plantas.

Hay que nutrir o abonar todas aquellas plantas que viven permanentemente en el interior de la casa u oficina, incluyendo las que están protegidas bajo el alero o cobertizo. Estas plantas no pueden resentir significativamente los embates del invierno y como gozan de una temperatura estable, que no varía durante el año, continúan trabajando. Así es que, en estas condiciones, pueden mudar sus hojas, crecer y hasta florear, sin enterarse de los cambios estacionales.

A manera de nota aclaratoria, la idea de que la Violeta de los Alpes y algunos helechos ornamentales mejoran si se la riega con cubitos de hielo en lugar de agua no tiene fundamento, sin embargo, según la experiencia de algunas personas, este truco sí da resultados. Por otra parte, para alargar la época de floración de la mayoría de las plantas, se debe retirar todas las flores marchitas y cortar las puntas de los tallos. Esto evita el desgaste de nutrientes y favorece el aparecimiento de nuevos capullos.

Como regla general, conviene aplicar en todas las plantas, sea de interior o exterior, algún fortificante del sistema fisiológico y vascular, previo al inicio de la estación invernal. Este puede consistir en la aspersión foliar y a nivel del suelo de humo liquido de madera, te de valeriana y cáscaras de plátano, humus líquido de lombriz. En algunos casos, se pueden aplicar vitaminas del Complejo B a punto ya de caducar, bien diluidas en agua. Esto fortifica y revitaliza a las plantas, preparándolas para afrontar las crudezas del invierno.

Finalmente, para todos los animalistas, término aún no reconocido por la RAE, hay que fomentar prever de flores de invierno para mantener las abejas y diversas aves cantoras que, en esta temporada, visitan el huerto o jardín, ya que con el invierno no sólo les llega el mal tiempo, el frío y las lluvias, sino que también merma drásticamente su fuente de alimento, es por ello que se debe disponer de una gran variedad de flores para ayudarlas a tener néctar y polen suficiente, mientras ellas nos ayudan a tener nuestros frutos de invierno. En este contexto, se recomienda el cultivo en huertos, jardines y balcones de las siguientes especies: Pensamientos, Camelias, Romero, Pelargonios o Capotes; Mozote de monte; Anís Silvestre; Caléndula, entre otras de importancia etnocultural y ecológica.

Algunas características generales son:

Pensamientos del Invierno: plantas pequeñas de una variedad de colores que llenan de color los meses más fríos y dan vida a nuestro huerto o balcón. Las abejas que se sienten atraídas por éstas. Pueden cultivarse en un sitio soleado o con semisombra. Sus flores se consideran comestibles.

Camelia: es un arbusto grande que no se debe plantar a pleno sol, sino en semisombra. Proporciona sus flores en invierno muy atractivas para las abejas.

Caléndula: en toda temporada del año produce atractivos colores anaranjados para una gran variedad de insectos polinizadores como la abeja. Es comestible y tiene múltiples de beneficios para nuestra salud

Pelargonio o Capote: muy resistente al frío y produce flores de colores llamativos y vistosos que van de rojos, rosas, coral, morados, lilas, y todo tipo de combinación entre éstos. No requiere de muchos cuidados (necesidades mínimas), se puede cultivar tanto en macetas como directamente en el suelo. Le gusta estar a pleno sol.

Lavanda: posee bellas flores azuladas que perfuma el ambiente, es un corredor biológico muy importante porque atraerá no sólo a nuestras abejas, sino que a muchos depredadores de insectos malignos de nuestro huerto. No necesita grandes cuidados, pero se debe cultivar en un lugar soleado y abonarla.

Romero: arbusto que florece en otoño–invierno, considerado un alimento seguro para nuestras abejas. Tiene un maravilloso perfume que repele a algunos insectos plaga de nuestro huerto; fácil de mantener, se debe ubicar en un sitio soleado.


A MANERA DE CONCLUSIÓN

Las plantas son seres vivos que dan un agradable toque de vida a nuestro entorno. Debemos estar muy agradecidos por su compañía diaria y consentirlas cuando llega la época más fría del año, a veces mucho antes de lo esperado, en la que, así como nuestra piel y cabello son víctimas de las bajas temperaturas, ellas también sienten la llegada del frío. Durante el invierno las plantas necesitan cuidados especiales para poder emerger su mejor follaje y flores en la primavera. Un sabio proverbio de la Reina-Valera de 1960 aconseja: “Ve a la hormiga y mira sus caminos, la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”.  

Con mis atentos saludos,

jueves, 29 de noviembre de 2018

CULTIVO DE ÁRBOLES, UNA AGRICULTURA PERMANENTE



 “Un objeto visto aisladamente de la     totalidad no es una cosa real” 

Panorama parcial sobre un cultivo de árboles de Cedrela odorata, asociados al agroecosistema de caña de azúcar en Omealca, Veracruz, México.

El único medio de conseguir que el agricultor pueda cultivar su parcela de modo exitoso y más intensivo posible es la "Agricultura Superior", una modalidad que se implementó por todo Europa. Ésta consistía en mantener un equilibrio entre los animales y las plantas, planeado cuidadosamente de que unos a otros se nutriesen mutuamente. Así las plantas servían de alimento a los animales y éstos a su vez fertilizaban el suelo con su estiércol, y la tierra sustentaba a las plantas. Se alternaban diversas variedades de animales y plantas en la misma parcela, cuidando que cada especie tomara lo necesario para sí pero que hiciera una contribución particular a la tierra. Así, en la mente del agricultor, las necesidades del suelo ocupaban siempre un lugar preeminente.

Siguiendo con este tenor, en 1929, Joseph Russell Smith emplea el término “Agricultura Permanente” como título para su gran obra: “Tree Crops: A Permanent Agriculture”, misma que se traduce como “Cultivo de Árboles: Una Agricultura Permanente”. Presenta al mundo como un todo interrelacionado y sugiere el establecimiento de sistemas mixtos de árboles con cultivos agrícolas debajo de ellos. Insiste en que este tipo de ecosistemas pueden sostenerse indefinidamente.

Russell Smith inspiró a muchos individuos empeñados en lograr una agricultura sostenible asociada con árboles tales como Toyohiko Kagawa, pionero en el cultivo de los bosques del Japón en la década de 1930, y quien también escribió un libro esencial para la permacultura: “Forest Farming: Towards a Solution to Problems of World Hunger and Conservation” publicado en 1978, en colaboración con Kagawa, Robert Hart, un botánico inglés.

Por su parte, Hart llevó a la práctica la teoría de Kagawa en su granja de Highwood Hill, en Wenlock Edg, superando todas sus expectativas, porque al no tener tiempo para el cuidado de los bosques con las técnicas agrícolas convencionales, la naturaleza fue abriéndose paso por sí misma. Esa falta de intervención humana propició el crecimiento de numerosas plantas comestibles y medicinales que enriquecieron aún más la biodiversidad local. Así los frutos secos y carnosos, la madera, las hierbas terapéuticas, los hongos y las verduras fueron la recompensa que Hart consiguió en su explotación agroforestal emprendida. En términos doctos, esta experiencia le permitió fijar las bases técnico científicas para promover este tipo de cultivos agroforestales en Inglaterra, y por extensión, en el resto de Europa.

Cabe recordar que el término permacultura, como un método sistemático, fue acuñado por primera vez por los australianos Bill Mollison y David Holmgren en 1978. La palabra permacultura (en inglés permaculture) es una contracción, que originalmente se refería a una agricultura permanente, pero su significado se amplió para incluir todos aquellos conocimientos etnoecológicos y bioculturales, debido a que se ha comprobado que los aspectos espirituales y sociales son parte integral de un sistema verdaderamente sostenible. No debemos verlos como entes aislados o separados; lo uno es consecuencia de la perpetuidad y el buen funcionamiento del otro; esto inspirado en la filosofía de la Agricultura Natural de Masanobu Fukuoka, quien, a los 25 años, puso en duda la forma habitual de cultivar la tierra en su entorno.

La esencia del método Fukuoka o Agricultura Natural Mahayana, que surge en Japón, a mediados del siglo XX, es reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible de modo que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta sin ningún esfuerzo añadido. Sus radicales principios de trabajo (No arar; No usar abonos ni fertilizantes; No eliminar malas hierbas ni usar herbicidas; No usar pesticidas; No podar; Bolas de arcilla o Nendo Dango) se basan en una filosofía de no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir. Fukuoka alcanzó un grado de comprensión de los microecosistemas del suelo, que ha ideado un sistema de trabajo que libera de laboreo y esfuerzos innecesarios de la agricultura conocida. Su método se basa en empezar dando y luego recibir de forma natural, en lugar de exigir a la Tierra hasta agotarla.

Por consiguiente, desde los años 70, la permacultura se ha contextualizado como una filosofía de vida que consiste en trabajar con, y no en contra de la naturaleza. Se trata de una actividad de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas y totalmente inconscientes; es asunto de concebir a las plantas y los animales con todas sus funciones, en lugar de tratarles como sistemas mono-productivos independientes. Es un método de principios de diseño agrícola, social, político y económico, basado en los patrones y las características del propio ecosistema natural. Constituye la mejor respuesta a la crisis ambiental y social que estamos viviendo. Es algo tan sencillo, o quizá tan difícil, como escuchar la voz de la naturaleza y plasmarla en el campo de la ingeniería agroforestal.

A pesar de que todavía existe vaguedad entre la relación de la producción de agua y la cobertura forestal, está claro que las masas arboladas constituyen el más barato y eficiente mecanismo de abasto de agua. Por lo que en un mundo donde escasea el vital líquido, se debe implementar “por obligación” un programa ambicioso sobre “siembra y cosecha de agua” mediante la permacultura forestal.

Tenemos que aprender a ver más que madera

Los bosques producen veintenas de bienes y servicios adicionales como la fauna silvestre, forraje, frutos comestibles, hongos, materiales de construcción, plantas medicinales, tierra de monte, resinas, gomas y leña combustible, entre otras contribuciones. Tan solo, en México se utilizan alrededor de 1,000 productos no maderables (hojas, frutos, gomas, ceras, fibras, tierra, hongos, cortezas, entre otros) los cuales se obtienen de los diferentes ecosistemas forestales presentes en el territorio nacional. Se han identificado aproximadamente 5,000 taxa de plantas útiles y 215 especies de hongos, cifras muy modestas o conservadoras si se considera que en México existen alrededor de 30,000 especies de fanerógamas y de 120,000 a 140,000 especies de hongos (Rzedowski, 1992, Guzmán, 1995).

Por otra parte, el ecoturismo de bajo impacto o turismo de naturaleza es otra contribución derivada de los bosques permanentes, consiente de ser aprovechada. Se estima que el número total de visitantes a los parques nacionales y reservas de la biosfera oscila entre 5.19 - 6.13 millones de visitantes al año, con un excedente del consumidor de aproximadamente US$ 3.20/visitante.

Para mayores asesorías e informes me pueden escribir a Joaquínbecerra16@gmail.com

Con mis atentos saludos,
Joaquín Becerra Zavaleta


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Una lectura adicional que les recomiendo es la de Mario Vega: “Toyohiko Kagawa y las tres dimensiones del bosque”. Publicado en EcoCult: Ciencias naturales. Recuperado de: http://www.thecult.es/conciencia-cultural/las-tres-dimensiones-del-bosque.html

jueves, 22 de noviembre de 2018

SEMBRANDO AL ESTILO HÜGELKULTUR






Hügelkultur que pronunciado más o menos “Hugecutúa”, es un vocablo alemán que significa cultivo en colina o cultivo en montículo, mismo que podríamos transcribir como Huerto en Camas Elevadas. Fue practicado en Alemania y el Este de Europa durante cientos de años, antes de ser popularizado por Sepp Holzer, un Austriaco experto en permacultura, considerado por muchos un "rebelde agrario". Se trata de un proceso de compostaje que emplea canteros en forma de montículo construidos sobre una cama de desechos de madera y otros materiales vegetales composteables. Este método mejora la retención de agua del suelo, aumentando la temperatura y fertilidad, beneficiando de esta manera a las plantas que están cultivadas en el montículo o cerca de este.

Una cama hügelkultur reproduce fielmente el proceso de descomposición natural que tiene lugar en los suelos forestales. Los árboles que caen en los bosques a menudo se convierten en un soporte o tipo de “suelo” para muchas otras plantas, descomponiéndose y contribuyendo a la formación de un humus rico que proporciona el nicho para la siembra y las condiciones adecuadas para la germinación de las plántulas. Al descomponerse la madera, la porosidad del suelo se incrementa, lo que le permite almacenar suficiente agua como "si se tratara de una esponja", beneficiando con ello también a las plantas más cercanas.

Los montículos hügelkultur son ideales para áreas donde los suelos son pobres y muy compactos, a menudo pedregosos y tepetatosos. Suelen ser muy fáciles de manejar debido a su altura relativa y por encima del terreno. Dichas camas usualmente son de 1 m de ancho por 2 m largo y 1 metro de alto aproximadamente. En sus formas básicas y económicas, los montículos son construidos apilando suficientes troncos, ramas, hierbas, hojas, compost y tierra adicional directamente al suelo o bien sobre una zanja poco profunda. Los montículos también pueden hacerse alternando capas de madera como trozas, morillos, puntales, etcétera, así césped, estiércoles, rastrojo y tierra. Aunque su construcción es muy sencilla, la planeación ingenieril es necesaria para evitar pendientes empinadas que darían lugar a la erosión. Algunos hügelkultores recomiendan que los montículos tengan una pendiente de entre 65 y 80 grados. El acolchado, si se desea, ayudará a evitar la evaporación del agua retenida.

En su libro “Desert or Paradise: Restoring Endangered Landscapes Using Water Management, Including Lake and Pond Construction”, Holzer incluye un diseño que incorpora basura como cartón, ropa y residuos de cocina. Él recomienda construir montículos de 1 metro de ancho y de cualquier longitud. Los montículos deben ser construidos sobre una zanja si el suelo es arenoso y sin zanja si el suelo es húmedo.

Los beneficios de este método permacultural son: el reciclaje de nutrientes, promover el crecimiento de microrganismos beneficiosos y la conservación de humedad. Los nutrientes son reciclados de la madera al descomponerse; la madera y la composta libera los nutrientes, las vitaminas y las fitohormonas. También se favorece la retención de agua y de nutrientes por escorrentías. Finalmente, este método disminuye el uso de fertilizantes agroquímicos, que ahorrará mucho dinero.


Reflexión final

El establecimiento de un huerto de traspatio no debe ser una inversión muy costosa. Muchas veces solo se necesitan las herramientas básicas como: machete, azadón, pala y pico. Y desde luego, las semillas que se van cultivar. El resto de los materiales se pueden conseguir recogiendo o reciclando los desperdicios que uno encuentra en casa y en el mercado de frutas y verduras más cercano; a veces en la jardinería urbana de la ciudad. En muchas ocasiones tenemos cerca aserraderos y carpinterías llenos de madera como desperdicios y sin ser aprovechada.

Finalmente, debemos recordar que “Un grado de buena experiencia a los 9 años vale más que un curso de moral a los 20” J. Nievo

Con mis atentos saludos.
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Nota aclaratoria: Este documento fue adaptado a partir de diversas técnicas e imágenes tomadas con fines meramente didácticos y de enseñanza, a partir de diversas direcciones web. Se agradece a todos los autores que hacen posible esta valiosa información. 

domingo, 4 de noviembre de 2018

SEMILLAS VIAJERAS




Han llegado tripulando meteoritos, desafiando presión atmosférica, fuerza de gravedad y radiación solar. Son polvo cósmico procedente del corazón de la galaxia, nubes densas de gas y polvo que hay en el medio interestelar, íntimamente relacionado con los orígenes de la vida en la Tierra.

Estando aquí han desarrollado alas que les permiten planear como los más sofisticados aeroplanos que se conozcan. Han aprendido a navegar a propulsión como los barcos y submarinos, a veces en ambientes extremadamente salados. Montan sobre la piel de los animales igualando a jinetes del viejo Oeste. Con mayor frecuencia viajan en tractos digestivos con escaso oxígeno y resistiendo la concentración de jugos gástricos. Sus viajes pueden ser muy cortos, de apenas una decena de pasos, pero otras veces constituyen largas travesías de hasta miles de kilómetros. 

Por estas muchas razones, la semilla es una innovación evolutiva de la naturaleza, el primer representante de la reproducción sexual, cuyos componentes masculinos son los estambres (polen) y femeninos el gineceo (ovario y óvulos). De forma más concreta, las semillas son óvulos maduros de los cuales, al darse las condiciones adecuadas, nacerán nuevas plantas. Para fines prácticos, la semilla es alguien que se va de viaje y lleva su lonche o su torta bajo el brazo. Así podrá recorrer enormes distancias. Las semillas más antiguas que se conocen proceden del Devónico, esto hace unos 350 000 000 de años. El hombre, visto como especie, también es una semilla, preocupado por colonizar y asegurar su permanencia. Hoy busca maneras de conquistar el espacio sideral.

Partiendo de esta premisa, las plantas necesitan dispersar o propagar sus semillas lo más lejos posible para asegurar su descendencia, hasta que alcanzan un lugar con el suficiente espacio, agua, nutrientes y luz que les permita germinar y crecer. Cada especie vegetal ha desarrollado semillas con las mejores características para encontrar el entorno más favorable, así como variadas formas de viajar. A este fenómeno se le conoce como dispersión. La dispersión es llevada a cabo por los animales, y a través del viento y del agua; también cuando los frutos de las plantas explotan por sí solos.

La dispersión de semillas más amigable con los animales es llamada zoocoria. Para lograrlo algunas plantas producen frutos llamativos, dulces y jugosos que atraen a muchos animales, incluso a personas. Después de ser comidos, sus semillas son dispersadas por los excrementos, a veces muy lejos del lugar donde fueron ingeridas. También hay semillas que viajan agarradas al pelo, plumas o patas de los animales, que las transportan de un lugar a otro sin darse cuenta. Este tipo de frutos normalmente tienen una estructura ganchuda, como los fastidiosos cadillos que en alguna ocasión se nos han pegado sobre los pantalones o calcetines. Otras semillas semejantes a palillos negros con piquitos terminales de una planta llamada acahual, pega-pega, aceitillo o mozote, de las especies Bidens odorata y Bidens pilosa, se atoran en los pelos de los animales y también sobre la ropa de las personas.

Así mismo, animales como los murciélagos y las aves se comen los frutos y posteriormente defecan las semillas intactas en otro lugar. Un caso curioso es el de las ardillas, las cuales juntan las bellotas de los encinos (Quecus sp.) y las entierran, pero con frecuencia olvidan dónde las guardaron. Con el paso del tiempo estas semillas germinan por aquí y acullá.

La dispersión por viento o anemocoria, donde encontramos las semillas más voladoras, permiten que el viento las arrastre muy lejos y las deje caer a tierra como si fueran paracaídas. Estas semillas producen adaptaciones en forma de alas giratorias, espirales y hasta pelos plumosos. Un ejemplo de ello son los vilanos del Diente de león (Taraxacum officinale), el Fresno (Fraxinus uhdei), la Pochota (Ceiba aesculifolia; Ceiba pentandra) y la Jacaranda (Jacaranda mimosifolia). La liana de Borneo, Alsomitra macrocarpa, tiene semillas con alas de hasta 13 cm de ancho, lo que les permite planear muy bien e igualar su vuelo a naves certeras de combate, como las vistas en Star Wars.

La dispersión a través del agua o hidrocoria generalmente compete a plantas que viven cerca de lagunas, ríos y el mar. Sus frutos o semillas al madurar caen en el agua y se alejan flotando. El ejemplo clásico y más conocido es el del coco (Cocos nucifera), cuya semilla al caer al mar puede viajar miles de kilómetros hasta encontrar un sitio adecuado para germinar. Por cierto, la semilla más grande que se conoce es la del coco de mar (Lodoicea maldivica) que habita en las Islas Seychelles, que llega a pesar de 18 hasta 20 kg.

También está la dispersión provocada por explosión propia del fruto o autocoria, donde al deshidratarse los frutos se rompen violentamente, provocando que las semillas salgan disparadas. Este tipo de dispersión tiene un alcance limitado como en el caso de la pata de vaca o pata de cabra (Bauhinia variegata; B. divaricata), cuyas semillas se alejan tan sólo algunos centímetros de la planta madre cuando la vaina revienta.

A manera de conclusión:

Las semillas nos enseñan que lo peor que le puede pasar a una persona es estar inactiva, sin haber intentado nada, careciendo de estrategia propia. Ellas no se preocupan por permanecer cerca de sus padres y hermanos. Saben que si germinan alejadas de sus “hermanos” no tiene que competir con ellos por los mismos recursos como el agua, los nutrientes del suelo o la luz del sol. Conquistar nuevos hábitats, cohabitar con otras especies es parte esencial de su actuar. Están al tanto de que el futuro se construye con lo que hacen hoy y que cada adaptación determina simultáneamente su destino.

Con mis atentos saludos,
Joaquín Becerra-Zavaleta

viernes, 19 de octubre de 2018

UN ARÁCNIDO PANDA XALAPENSIS *





Dice un proverbio etíope que “Cuando las arañas unen sus telas, pueden matar a un león”. Por eso, cuando pensamos en arañas siempre las asociamos al peligro de su veneno, pero hoy quiero compartir con ustedes a un visitante casual que parece haberse mimetizado como todo un Oso panda. No sé dónde vio esos colores, tampoco creo que este arácnido constituyera, alguna vez, parte de la dieta del Panda. El espécimen que presento en la figura, fue hallado merodeando una tina de agua, exhibiendo plena mansedumbre y tranquilidad; muy atenta y observadora. Apenas pendía sobre una resistente tela que colgaba del aire-cielo, misma en la que se alejó.

Esto me recuerda el aparecimiento súbito de la ya muy famosa “Hormiga panda”, en la comuna de Coelemu, Chile, cuando Fabián Calfunao jugaba entre su casa y el jardín, de un lado para otro, miró al suelo y ante sus ojos se apareció un extraño y misterioso insecto. Rápidamente se acercó para inspeccionarlo y, tras dudar un par de segundos, recordó que había escuchado y hablado sobre lo que tenía enfrente: una "Hormiga Panda", no muy común de avistar en la zona y catalogada por diversas agrupaciones como en peligro de extinción. La Doctora Viviane Jerez, del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción, confirmó que el espécimen encontrado es auténtico y corresponde al orden Hymenóptera de la familia Mutillidae. Fue descrita por primera vez en el año 1938 por Mickel.

La foto de la hormiga que se incluye en esta nota fue comparada con la colección del Museo de Zoología de la Universidad de Concepción y efectivamente corresponde a la especie Euspinolia militaris, llamada “Hormiga panda” por el aspecto de su cabeza, además de poseer los colores de un oso panda. Su cabeza contiene unos pelillos de color blanco, mientras que el resto de su cuerpo distribuye los colores negros y blanco siendo su abdomen negro y su parte trasera negra y blanca.

Sobre el contexto del indumento o vestimenta, algunos animales son expertos en el camuflaje o mimetismo, una capacidad que tienen para asemejarse a otros organismos o propio entorno. Pueden parecer hojas, flores, o incluso una criatura feroz para evitar ser atacados.  El arte del camuflaje encuentra su denominación correcta en el término cripsis, del griego Kryptos, que significa ‘lo oculto’ o ‘lo que se esconde’.

Existen cuatro grandes categorías para clasificar los diferentes tipos de cripsis: inmovilidad, coloración, patrón y no visual.

La primera de todas, la inmovilidad, es la más sencilla de las técnicas. Como bien se intuye, consiste en permanecer completamente quieto en un mismo lugar para acabar confundiéndose entre el entorno. Esta resulta muy eficaz con ciertas especies de reptiles, pues algunos solo detectan la presencia de otro animal si este se mueve.

La coloración, por su parte, es una de las más llamativas y espectaculares. El animal adapta su cuerpo a los tonos del hábitat en el que se encuentra y en algunos casos, es realmente difícil discernir entre paisaje y animal. En este grupo se ha incluido la figura del camaleón, pero de forma errónea, pues su cambio de color no se debe a la mimetización con aquello que les rodea, sino por su estado psicológico y la consonancia con la temperatura del ambiente.

Cuando se habla de cripsis por patrón, hacemos referencia al tipo de camuflaje que desarrollan algunos animales simulando la textura que les rodea. Normalmente, esta habilidad va de la mano de la cripsis por coloración, creando así una mimetización perfecta.

Todas estas técnicas tienen que ver con el engaño del ojo ajeno. Sin embargo, existen otros métodos para pasar inadvertido entre especies que no utilizan la visión como sentido primario. Este es el caso de la cripsis no visual, que potencia el camuflaje a través de la alteración de olores y sonido.

La sabiduría del reino animal no tiene límites y su fascinante forma de vida nos revela día a día nuevos misterios y curiosidades.

* Esta observación sobre su existencia en Xalapa de Enríquez, Veracruz, México, “Ciudad de las Flores”, fue adaptada por el autor de esta nota a partir de:

https://www.muyinteresante.es/naturaleza/fotos/animales-mimeticos-la-perfeccion-del-camuflaje/mimeticos-mantis