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Las plantas no reconocen ni respetan la
fecha oficial de inicio del solsticio de invierno (del latín sol, 'Sol', y sístere, 'permanecer quieto”) que para México será el 21 de
diciembre, por tratarse del hemisferio Norte. Durará 88 días y 23 horas, cuando
empiece la primavera. En el hemisferio Sur este fenómeno ocurrirá los mismos
días, pero durante junio. Sea cual sea la ubicación geográfica, las plantas
no se esperan hasta ese día para ajustar su metabolismo, sino que lo hacen
mucho tiempo antes. Esta es la razón por la que debemos coadyuvar anticipadamente
en prepararlas contra el frío.
Huelga recordar que los dos principales
enemigos del hombre murciélago en Batman y Robin son
el hielo y el frío de Mr. Freeze (Víctor Fries), también conocido como el Señor Frío o Señor Zero,
con el que fácilmente combate a sus enemigos, a menudo congelándolos. Por eso es que, a medida que van bajando las
temperaturas, el abrigo es para nosotros nuestro mejor aliado. En las montañas,
las heladas o nevadas empiezan a ser más frecuentes y los días se hacen más
cortos. Esto nos recuerda que el periodo invernal está cada vez más cerca y que
es momento de empezar a preparar la calefacción y los demás enseres.
Similarmente,
para la mayoría de las plantas el invierno no
es la estación del año más preferida, ya que las que están en el exterior
sufren debido a las bajas temperaturas, los vientos y lluvias copiosas, a
menudo hasta del típico “chipi-chipi”. En cambio, las de interior se ven
perjudicadas cuando el ambiente está muy calefaccionado y no reciben el riego
adecuado que les permita conservar la humedad. También se ven afectadas por la
falta de circulación de un aire limpio. Aunque una de las ventajas de la
estación invernal es que se disminuyen considerablemente las plagas como araña
roja, mosca blanca y pulgones.
A ALGUNAS LES ENCANTA EL FRÍO, LO DISFRUTAN
En el permafrost
(subsuelo terrestre permanentemente congelado), fue encontrada una madriguera
de ardillas de esa lejana y fría época, conteniendo varias semillas conservadas
por unos 30 mil años a las orillas del río Kolima, gracias al hielo.
Científicos rusos las hicieron florecer, obteniendo una planta que fue parte
del paisaje de la era glaciar, Silene
stenophylla. Esta produce unas flores blancas, mismas que fueron preferidas
como alimento por los mamuts y los tigres dientes de sable. Su versión moderna
es bastante parecida y habita en el Noreste de Siberia.
Paradójicamente a algunas
plantas parece encantarles el invierno y es cuando deciden florear y aperturar un
nuevo follaje. Los Pensamientos de Invierno, por ejemplo, nos engalanan con sus
sugestivos colores durante este periodo del año. Existen muchas variedades,
pero todas proceden de la especie Viola
tricolor, debido a que en sus pétalos se mezclan hasta tres colores,
impregnando su nota de color en los jardines. El nombre Pensamiento o Pienso,
que se originó en Francia, es a causa de que, en agosto, cuando la planta se
marchita, la flor se inclina hacia delante como una pequeña personita que está
reflexionando, absorta en sus recuerdos y pensamientos.
También está el Cyclamen,
una planta imprescindible para nuestro hogar en la temporada de invierno. El nombre
Ciclamen o Cyclamen deriva de un vocablo griego que significa círculo, lo cual
hace referencia a un fenómeno muy curioso en el que los tallos que sostienen
las cápsulas con las semillas se van enroscando sobre sí mismos hacía arriba,
de manera que una vez que las semillas están maduras caen necesariamente en
tierra. Esta planta normalmente desarrolla sus hojas en otoño y las flores
llegan a su esplendor durante el invierno, pero una vez llegada la primavera se
adormecen hasta que una vez llegado el otoño para iniciar su nuevo ciclo de
vida.
La Rosa de Navidad o Rosa
de la Nieve (Helleborus niger), es
una planta que además de suficiente humedad en el ambiente, exige un clima
frío. Es una planta típica de invierno y no soporta el calor ni la seguía. Si
se desea cultivar en una maceta, ésta deberá ser grande y profunda, teniendo
siempre la precaución de ponerla a la sombra y estar al pendiente de su riego
(humedad del suelo) en verano.
Otra Rosa de las Nieves
(Eryngium monocephalum Cav.) está conformada por raíces carnosas, tallo grueso
y hojas anchas y con espinas que crece en alturas superiores a los tres mil
metros sobre el nivel del mar y es capaz de soportar temperaturas bajo cero,
suelos rocosos y vientos superiores a 60 kilómetros por hora. Esta planta florea bajo los pinos de alturas (Pinus hartwegii), en las
zonas boscosas más altas del Estado de México como los volcanes Xinantécatl,
Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Durante el invierno,
cuando la nieve lo cubre todo, esta planta parece no tener vida, pero de julio
a octubre florea y proporciona alimento a algunos animales.
La flor invernal llamada Campanilla
de Invierno o Galanto (Galanthus nivalis L.), presenta increíbles flores
blancas que parecen colgar solitarias de un tallo sólido. Se trata de plantas a
las que les gusta mucho la sombra, no siendo extraño verlas florecer a pleno gusto
entre la nieve. ¡Sin duda una planta de invierno a toda máquina! Aunque una más
conocida como Flor de las Nieves o Flor de Edelweiss es Leontopodium alpinum, planta
alpina difícil de encontrar y protegida en territorio español. Para los suizos
representa su flor nacional. En República Checa y
Alemania, las partes subterráneas están protegidas, lo que significa que se
pueden recolectar las flores, pero no desenterrar los bulbos.
El Tulipán (Tulipa spp._Liliaceae)
originario de Asia Central, es una planta de primavera y verano, pero la
cantidad de cambios genéticos que han sufrido a través de la hibridación, han
conseguido que cada vez florezcan antes y quizás sea el tipo de bulbo más
utilizado en invierno para embellecer nuestros jardines.
Por su parte el Alelí es
otra planta especial para el invierno, de porte pequeño y muy abundante en
Europa. Puede ser cultivada en maceta y adornar nuestros balcones, con flores
de vivo colores, en blanco, rosa, lila.
Entre otras plantas a las
que parece encantarles el invierno están: Noche Buena o Flor de Pascua, Lirio
de Invierno (Iris planifolia), Camelias
tanto rojas como blancas, Kalanchoe, Azucenas o Amaryllis, Begonias, Jazmín o
Huele de Noche.
OTRAS RESISTEN O TOLERAN EL FRÍO
Otras plantas
consideradas resistentes o tolerantes al frio son las coníferas, los enebros o
sabinos (Juniperus monticola) y los cipreses, quienes durante en esta época del año adquieren
un vistoso tono verde claro y amarillo dorado. La Thuja, Tuya o Árbol de la
Vida (Thuja occidentalis) parece revegetar o rejuvenecer
durante esta estación. Otra especie considerada más que maravillosa y creada
por Zeus (el dios de los rayos), y que florea mucho en la alta montaña invernal
es la Siempre Viva (Siemprevimum tectorium), también llamada “barbas de Zeus”. Esta
especie está muy emparentada a la Planta de Hielo, en inglés Ice plant, Delosperma
lineare, que procede de Lesotho, en el sur de África. Prosperará bien en una
exposición de sol directo y altas temperaturas. No obstante, puede resistir
alguna helada (no persistente) de hasta unos -6 ºC.
De modo
semejante, es posible hallar en esta misma situación la Fresa Silvestre, el
Cardo de los Volcanes (Cirsium, Eryngium) y Diente de León, floreando
galantemente en esta época del año.
QUÉ HACER EN GENERAL
Esta no es una buena
época para plantar, sino para cuidar las plantas que tenemos establecidas. Las “manos
a la obra” deben emprenderse a partir de agosto y septiembre, cuando se
aconseja espulgar y abonar todas las plantas. Aquellas con flor que les encanta
el invierno y se ponen más lindas que nunca, conviene aplicarles un inductor
para la floración y cuaje, tales como Floricuaje, Nitrato de Potasio, Peters 10-30-20,
o algún abono orgánico como humus o caldo de lombriz. Esta aplicación será
foliar y también al suelo o sustrato. Algunas plantas pueden ser podadas en otoño para
mantenerlas más sanas, como por ejemplo los arbustos con mucho follaje. Los
arbustos más floridos es mejor trabajarlos una vez hayan florecido las flores.
En cualquiera de los casos, hay que esforzarse por que el jardín o huerto no
luzcan tristes durante el invierno.
Previo a la llegada del invierno las plantas que están en el exterior deben ser acondicionadas
bajo una cobertura invernal (“inviernadero”)
o resguardarlas bajo el alero o balcón. Hay
que regarlas cuando la flor comienza a caerse o inclinarse, aunque puede
ocurrir que la tierra aún esté húmeda, pero la flor caída indica siempre falta
de humedad. Debe cuidarse que el agua no caiga sobre los pétalos, pues esto puede
resultar en una agresión sobre ese fino y delicado tapiz.
Las suculentas
(crasuláceas), cactus y palmas deben ser colocadas en áreas bien protegidas. Debe
asegurarse que el suelo tenga buen drenaje y esté lo más seco posible, cerciorándose
de que haya suficiente circulación de aire. Conviene, a menudo, colocar en el
fondo de la maceta o cepa una capa de tezontle rojo u otras piedras porosas,
que faciliten la aireación y el drenaje. Se recomienda cubrir las plantas
tiernas con una cubierta de tela suave o nylon, cuidando que ésta no toque ni
dañe sus hojas y flores.
En general, las plantas de exterior no demandan
fertilización durante la estación más fría del año, ya que trabajan poco y es
bueno respetarles ese descanso. De todas maneras, si se respetó “manos a la
obra”, esta necesidad está cubierta para las plantas.
Por su parte, las plantas
de interior, en sentido estricto, dentro del hogar, gozan de la misma calefacción
que las personas. Pero esto puede desecarlas y hasta matarlas. El problema no radica en los mosaicos del piso o
paredes, tampoco en estufas de cocina (que restan humedad al ambiente), sino en
cómo regular la disponibilidad de agua en las plantas, sin llegar a los
extremos. Hay que regar siempre que la tierra esté seca, aunque, contrario a lo
que se opina, esta directriz no es categórica y varía para todas las plantas y
los sitios, por lo que no se pueden establecer lapsos fijos. La clave está en estar
siempre atentos, es decir, con un ojo al gato y otro al garabato. Para ello hay
que introducir el dedo bajo tierra y a evaluar la disponibilidad de humedad. También
es necesario rociar sus hojas, bajo la premisa de no hacerlo a diario. Un
rociado excesivo podría favorecer la aparición de enfermedades fúngicas, en
especial el hongo de moho gris o brotitis. El síntoma se presenta cuando las
hojas adquieren una coloración amarillenta y algunos espacios necróticos. En
estos casos hay que tratarlas con caldo bordelés al 1 % u oxicloruro de cobre
(este último con extremado cuidado), pudiendo también emplearse infusiones de
manzanilla o cola de caballo. Otra forma de evitar que el ambiente pierda
demasiada humedad, es no usar la calefacción al máximo y ventilar con puertas y
ventanas abiertas todos los días, cuidando que no entran masas de aire
demasiado frías al ambiente.
Dichas plantas de interior deben ser colocadas en sitios
estratégicos los hogar, bien iluminados y ventilados. De preferencia hay que
ubicarlas cerca de los ventanales, a fin de proveerles de suficiente luz
natural durante el día. Sin embrago, esta buena intención nunca debe tener el
“efecto lupa”, porque pudiera requemar la cutícula o epidermis de las plantas.
Hay que nutrir o abonar todas aquellas plantas que viven
permanentemente en el interior de la casa u oficina, incluyendo las que están
protegidas bajo el alero o cobertizo. Estas plantas no pueden resentir
significativamente los embates del invierno y como gozan de una temperatura
estable, que no varía durante el año, continúan trabajando. Así es que, en
estas condiciones, pueden mudar sus hojas, crecer y hasta florear, sin
enterarse de los cambios estacionales.
A manera de nota aclaratoria, la idea de que la Violeta
de los Alpes y algunos helechos ornamentales mejoran si se la riega con cubitos
de hielo en lugar de agua no tiene fundamento, sin embargo, según la
experiencia de algunas personas, este truco sí da resultados. Por otra parte,
para alargar la época de floración de la mayoría de las plantas, se debe
retirar todas las flores marchitas y cortar las puntas de los tallos. Esto
evita el desgaste de nutrientes y favorece el aparecimiento de nuevos capullos.
Como regla general, conviene aplicar en todas las
plantas, sea de interior o exterior, algún fortificante del sistema fisiológico
y vascular, previo al inicio de la estación invernal. Este puede consistir en la
aspersión foliar y a nivel del suelo de humo liquido de madera, te de valeriana
y cáscaras de plátano, humus líquido de lombriz. En algunos casos, se pueden
aplicar vitaminas del Complejo B a punto ya de caducar, bien diluidas en agua.
Esto fortifica y revitaliza a las plantas, preparándolas para afrontar las
crudezas del invierno.
Finalmente, para todos
los animalistas, término aún no reconocido por la RAE, hay que fomentar prever de
flores de invierno para mantener las abejas y diversas aves cantoras que, en
esta temporada, visitan el huerto o jardín, ya que con el invierno no sólo les llega
el mal tiempo, el frío y las lluvias, sino que también merma drásticamente su fuente
de alimento, es por ello que se debe disponer de una gran variedad de flores para
ayudarlas a tener néctar y polen suficiente, mientras ellas nos ayudan a tener
nuestros frutos de invierno. En este contexto, se recomienda el cultivo en
huertos, jardines y balcones de las siguientes especies: Pensamientos,
Camelias, Romero, Pelargonios o Capotes; Mozote de monte; Anís Silvestre; Caléndula,
entre otras de importancia etnocultural y ecológica.
Algunas características
generales son:
Pensamientos del Invierno:
plantas pequeñas de una variedad de colores que llenan de color los meses más
fríos y dan vida a nuestro huerto o balcón. Las abejas que se sienten atraídas
por éstas. Pueden cultivarse en un sitio soleado o con semisombra. Sus flores
se consideran comestibles.
Camelia: es un arbusto
grande que no se debe plantar a pleno sol, sino en semisombra. Proporciona sus
flores en invierno muy atractivas para las abejas.
Caléndula: en toda
temporada del año produce atractivos colores anaranjados para una gran variedad
de insectos polinizadores como la abeja. Es comestible y tiene múltiples de
beneficios para nuestra salud
Pelargonio o Capote: muy
resistente al frío y produce flores de colores llamativos y vistosos que van de
rojos, rosas, coral, morados, lilas, y todo tipo de combinación entre éstos. No
requiere de muchos cuidados (necesidades mínimas), se puede cultivar tanto en
macetas como directamente en el suelo. Le gusta estar a pleno sol.
Lavanda: posee bellas
flores azuladas que perfuma el ambiente, es un corredor biológico muy
importante porque atraerá no sólo a nuestras abejas, sino que a muchos
depredadores de insectos malignos de nuestro huerto. No necesita grandes
cuidados, pero se debe cultivar en un lugar soleado y abonarla.
Romero: arbusto que
florece en otoño–invierno, considerado un alimento seguro para nuestras abejas.
Tiene un maravilloso perfume que repele a algunos insectos plaga de nuestro
huerto; fácil de mantener, se debe ubicar en un sitio soleado.
A MANERA DE
CONCLUSIÓN
Las plantas son seres vivos que dan un agradable toque
de vida a nuestro entorno. Debemos estar muy agradecidos por su compañía diaria
y consentirlas cuando llega la época más fría del año, a veces mucho antes de
lo esperado, en la que, así como nuestra piel y cabello son víctimas de las
bajas temperaturas, ellas también sienten la llegada del frío. Durante el
invierno las plantas necesitan cuidados especiales para poder emerger su mejor
follaje y flores en la primavera. Un sabio proverbio de la Reina-Valera de 1960
aconseja: “Ve a la hormiga y mira sus caminos, la cual, no teniendo capitán, ni
gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de
la siega su mantenimiento”.
Con mis atentos saludos,
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