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jueves, 2 de julio de 2020

MES DE JULIO ¿FESTEJAR O NO DESTEJAR POR LOS BOSQUES DE VERACRUZ?


Al Norte o al Sur de los Bosques, al Este u Oeste en la línea del Tiempo, he ahí el dilema

Imágenes sobre el panorama parcial que prevalece en torno a los bosques veracruzanos 

Por Decreto Presidencial del Lic. Adolfo López Mateos, el 1 de julio de 1959 fue publicada en el Diario Oficial de la Federación “La conmemoración de la Fiesta del Bosque”, misma que debe celebrarse durante todo el mes de julio y en todo el país, señalando que “los bosques son un factor de especial importancia para el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la industria, así como para la conservación de los suelos, la regulación de las corrientes de agua, el refugio de la fauna silvestre, la belleza del paisaje y la producción de la riqueza nacional”.

Pero… ¿Debemos festejar o conmemorar? Aunque también cabe la posibilidad de celebrar. Ahora bien… conmemorar ¿qué? ¿cómo? y ¿dónde? __ ¡Recorcholis, este acertijo se torna muy resinífero! __.

Porque según el Diccionario del Español de México (DEM), conmemorar puede significar: 1. Recordar algún hecho importante o histórico con la celebración de un acto solemne y, por lo general, en la fecha en que se cumplen años de haber ocurrido. 2. Servir algo como homenaje o recuerdo de algún acontecimiento. Por su parte, el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, señala que conmemorar es "recordar solemnemente algo o a alguien, en especial con un acto o un monumento" y/o “celebrar una fecha importante". Llama la atención que en ambos casos se incluyen las palabras “celebrar” y “celebración”, en el sentido de "llevar a cabo un acto o ceremonia".

Pero el Decreto Presidencial del el 1 de julio de 1959, también señala una “fiesta del bosque” que todos los mexicanos debemos acatar. A este respecto, el Diccionario del Español de México (DEM), define festejar como: "Organizar o hacer una fiesta para recordar algún acontecimiento, para dar gusto a una persona en cierta ocasión o por algún motivo particular". Equivalentemente, el Diccionario de la Lengua Española de la RAE define festejar como: "Celebrar algo con una fiesta u otra manifestación de alegría o agrado; agasajar a alguien mediante una fiesta u otra expresión de alegría; galantear a alguien o alabar sus atractivos."

Entonces, ¿qué se debe hacer durante “La conmemoración de la Fiesta del Bosque”? ¡He ahí el dilema que cada quien debe deliberar! Mientras tanto, los siguientes semblantes del sector forestal de Veracruz pudieran orientar nuestras pretensiones durante este mes de julio:

1. La superficie forestal de Veracruz ha disminuido de 6,507,841.74 ha ((Vegetación Original antes de la Conquista de México)) a 2,091,132.10 ha (Inventario Estatal Forestal y de Suelos 2013 – Veracruz); solo conserva el 20% de su vegetación original?
2. La Comisión Nacional de Desmontes (1972-1983) fue responsable de la destrucción más de 200,000 ha en el Uxpanapa, en 70´s, como ejemplo. Se respaldaba en la Ley de Tierras Ociosas que expropiaba a los campesinos-ejidatarios las parcelas “improductivas”, es decir con bosque o selva, para incorporarlas a la producción agropecuaria. En ese entonces se consideraba al bosque o selva como un "estorbo" que habría que remover para dar paso a algo más productivo. 
3. Curiosamente, en el año 2001 se crea el “curita” o el “santo remedio” para paliar aquellas atrocidades ambientales y forestales cometidas en el pasado, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) que, dicho sea de paso, ha perpetrado un transcendental trabajo ambiental-forestal. Lamentablemente, la nueva política forestal junto con el mega programa “Sembrando Vida” le han empequeñecido la inercia y los impactos alcanzados.
4. Veracruz ocupa el quinto lugar nacional en deforestación con más de 20 mil hectáreas por año, después de Chiapas (con 47,185 ha), Guerrero (con 42,102 ha), Oaxaca (con 39,979 ha) y Campeche (con 34,409 ha). La cifra de 20,000 ha es extremadamente modesta, ya que algunos críticos van más allá de las 30,000 ha por año.
5. Durante los últimos 20 años, desde el ex gobernador Lic. Rafael Hernández Ochoa, ha faltado suficiente voluntad política y autonomía para consolidar al sector forestal veracruzano.
6. El presupuesto que destina el Gobierno del Estado a este sector es extremadamente limitado y a esto debe agregarse el frecuente desvió de estos recursos para actividades no relacionadas.
7. Mucho del manejo forestal en Veracruz es simulado y eminentemente extractivo. Es raro que nos encontrarnos con un manejo real que promueva el incremento en las existencias de volumen y en la productividad por hectárea en esos bosques y plantaciones.
8. Existen diversas instituciones educativas en la entidad enfocadas a la formación de capital humano especializado en materia forestal, pero todavía no se ha homologado la calidad idónea de este “producto terminado”. Mientras algunas Universidades pugnan más por el aprovechamiento, otras se preocupan por la sustentabilidad y la conservación. Lo cierto es que urge estandarizar y re-orientar los perfiles de esta profesión, de otra manera se seguirá dando “palos de ciego” y degradando el 20% que queda de los bosques veracruzanos.
9. La industria forestal instalada a la fecha en Veracruz es obsoleta (bastante “arcaica”) e insuficiente, con apenas 45-50 % de eficacia. No se modernizan los procesos y persiste la tendencia hacia la fabricación de “maquinaria hechiza” y remendada. Todo se adapta e improvisa según se estime la permanencia de la industria.
10.     Falta organización y representatividad de los silvicultores veracruzanos (de los 1.5 millones de habitantes-bosque, unos 10,000 a 12,000 son silvicultores activos, aunque la cifra asciende a los 85,000 silvicultores).
11.     Eterniza la tala ilegal que erróneamente denominamos “tala clandestina” en nuestro lenguaje coloquial y académico, aunque irrisoriamente todo ojo y oído es capaz de dar testimonio de esta “actividad solapada” desde hace tantas décadas. Ahí está por ejemplo, la histórica ruta de los llamados "burreros" y demás carteles de tráfico sobre Productos Forestales Maderables y No Maderables. 

 Algunas líneas de acción que pudieran elucubrarse durante “Julio, la fiesta del Bosque” son:

Se deben impulsar industrias del papel, carbón y resineras. En Veracruz no figuran como tales y las escasas que pudieran encontrarse no tienen la agresividad que exige el marketing moderno.
Hay que crear fábricas de muebles y armazones diversas. Sobre todo, innovar diseños y modelos que sean distintivos, evitando la sutil tendencia del “copy paste”.
Se debe fortalecer a las Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMA), con un énfasis empresarial. Una gran cantidad de estas Unidades han quedado como verdaderos “elefantes sin marfil”.
Hay que potenciar el Turismo Forestal como una coraza de grandes oportunidades (Ejemplo: Costa Rica), pero siendo meticulosos de los impactos ambientales.
Se deben activar los mecanismos para el Comercio Internacional de Productos Forestales Veracruzanos. Pero… he aquí el dilema: ¿Qué y/o cuáles productos? ¿Contamos con algunos que sean típicos y con calidad exportadora?
Hay que re-diseñar e implementar suficientes programas de Siembra y Cosecha de Agua en toda la entidad Veracruzana, así como establecer y dar manejo a Fábricas de Oxígeno y Resumideros de CO2.
Se debe re-inventar y crear un Fondo Forestal Veracruzano, bajo un marco legal que garantice incentivos impulsar una silvicultura vanguardista, sustentable y sostenible. Si el Gobierno no lo apercibe, habrá que atisbarlo como Sociedad Civil.
Se debe capacitar y adiestrar a todos los municipios sobre el buen Manejo del Arbolado Urbano, enalteciendo a la Dasonomía Urbana. ¡Ya no más árboles equivocados en sitios equivocados! ¡No más desmoches ni mutilaciones al arbolado urbano!

A manera de conclusión, los bosques y las selvas de Veracruz deben ser garantes de la soberanía ambiental, un patrimonio forestal perdurable y el mejor legando a las subsiguientes generaciones.

Con mis atentos saludos.
Joaquín Becerra-Zavaleta

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