“Al
Norte o al Sur de los Bosques, al Este u Oeste en la línea del Tiempo, he ahí el dilema”
Imágenes sobre el panorama parcial que prevalece en torno a los bosques veracruzanos. |
Por Decreto Presidencial del
Lic. Adolfo López Mateos, el 1 de julio de 1959 fue publicada en el Diario
Oficial de la Federación “La conmemoración de la Fiesta del Bosque”, misma que debe
celebrarse durante todo el mes de julio y en todo el país, señalando que “los
bosques son un factor de especial importancia para el desarrollo de la
agricultura, la ganadería y la industria, así como para la conservación de los
suelos, la regulación de las corrientes de agua, el refugio de la fauna
silvestre, la belleza del paisaje y la producción de la riqueza nacional”.
Pero… ¿Debemos festejar o conmemorar? Aunque también cabe la posibilidad
de celebrar. Ahora bien… conmemorar ¿qué? ¿cómo? y ¿dónde? __ ¡Recorcholis, este acertijo
se torna muy resinífero! __.
Porque según el Diccionario
del Español de México (DEM), conmemorar puede significar: 1. Recordar algún
hecho importante o histórico con la celebración de un acto solemne y, por lo
general, en la fecha en que se cumplen años de haber ocurrido. 2. Servir algo
como homenaje o recuerdo de algún acontecimiento. Por su parte, el Diccionario
de la Lengua Española de la RAE, señala que conmemorar es "recordar
solemnemente algo o a alguien, en especial con un acto o un monumento" y/o
“celebrar una fecha importante". Llama la atención que en ambos casos se incluyen
las palabras “celebrar” y “celebración”, en el sentido de "llevar a cabo
un acto o ceremonia".
Pero el Decreto Presidencial
del el 1 de julio de 1959, también señala una “fiesta del bosque” que todos los
mexicanos debemos acatar. A este respecto, el Diccionario del Español de México
(DEM), define festejar como: "Organizar o hacer una fiesta para recordar
algún acontecimiento, para dar gusto a una persona en cierta ocasión o por
algún motivo particular". Equivalentemente, el Diccionario de la Lengua
Española de la RAE define festejar como: "Celebrar algo con una fiesta u
otra manifestación de alegría o agrado; agasajar a alguien mediante una fiesta
u otra expresión de alegría; galantear a alguien o alabar sus atractivos."
Entonces, ¿qué se debe hacer
durante “La conmemoración de la Fiesta del Bosque”? ¡He ahí el dilema que cada
quien debe deliberar! Mientras tanto, los siguientes semblantes del sector
forestal de Veracruz pudieran orientar nuestras pretensiones durante este mes de julio:
1. La
superficie forestal de Veracruz ha disminuido de 6,507,841.74 ha ((Vegetación
Original antes de la Conquista de México)) a 2,091,132.10 ha (Inventario Estatal
Forestal y de Suelos 2013 – Veracruz); solo conserva el 20% de su vegetación
original?
2. La
Comisión Nacional de Desmontes (1972-1983) fue responsable de la destrucción
más de 200,000 ha en el Uxpanapa, en 70´s, como ejemplo. Se respaldaba en la Ley
de Tierras Ociosas que expropiaba a los campesinos-ejidatarios las parcelas “improductivas”,
es decir con bosque o selva, para incorporarlas a la producción agropecuaria. En ese entonces se consideraba al bosque o selva como un "estorbo" que habría que remover para dar paso a algo más productivo.
3. Curiosamente,
en el año 2001 se crea el “curita” o el “santo remedio” para paliar aquellas
atrocidades ambientales y forestales cometidas en el pasado, la Comisión
Nacional Forestal (CONAFOR) que, dicho sea de paso, ha perpetrado un
transcendental trabajo ambiental-forestal. Lamentablemente, la nueva política
forestal junto con el mega programa “Sembrando Vida” le han empequeñecido la inercia
y los impactos alcanzados.
4. Veracruz ocupa el quinto lugar nacional en deforestación con
más de 20 mil hectáreas por año, después de Chiapas (con 47,185 ha), Guerrero (con
42,102 ha), Oaxaca (con 39,979 ha) y Campeche (con 34,409 ha). La cifra de
20,000 ha es extremadamente modesta, ya que algunos críticos van más allá de
las 30,000 ha por año.
5. Durante
los últimos 20 años, desde el ex gobernador Lic. Rafael Hernández Ochoa, ha faltado suficiente voluntad política y autonomía para consolidar al
sector forestal veracruzano.
6. El
presupuesto que destina el Gobierno del Estado a este sector es extremadamente limitado y a esto debe agregarse el frecuente desvió de estos recursos para actividades
no relacionadas.
7. Mucho
del manejo forestal en Veracruz es simulado y eminentemente extractivo. Es raro
que nos encontrarnos con un manejo real que promueva el incremento en las
existencias de volumen y en la productividad por hectárea en esos bosques y
plantaciones.
8. Existen
diversas instituciones educativas en la entidad enfocadas a la formación de capital humano
especializado en materia forestal, pero todavía no se ha homologado la calidad
idónea de este “producto terminado”. Mientras algunas Universidades pugnan más por el aprovechamiento, otras se preocupan por la sustentabilidad y la
conservación. Lo cierto es que urge estandarizar y re-orientar los perfiles de esta profesión, de
otra manera se seguirá dando “palos de ciego” y degradando el 20% que queda de los
bosques veracruzanos.
9. La
industria forestal instalada a la fecha en Veracruz es obsoleta (bastante “arcaica”)
e insuficiente, con apenas 45-50 % de eficacia. No se modernizan los procesos y
persiste la tendencia hacia la fabricación de “maquinaria hechiza” y remendada.
Todo se adapta e improvisa según se estime la permanencia de la industria.
10.
Falta organización y representatividad de los
silvicultores veracruzanos (de los 1.5 millones de habitantes-bosque, unos
10,000 a 12,000 son silvicultores activos, aunque la cifra asciende a los
85,000 silvicultores).
11.
Eterniza la tala ilegal que erróneamente denominamos “tala clandestina” en
nuestro lenguaje coloquial y académico, aunque
irrisoriamente todo ojo y oído es capaz de dar testimonio de esta “actividad
solapada” desde hace tantas décadas. Ahí está por ejemplo, la histórica ruta de los llamados "burreros" y demás carteles de tráfico sobre Productos Forestales Maderables y No Maderables.
Algunas
líneas de acción que pudieran elucubrarse durante “Julio, la fiesta del Bosque”
son:
Se deben impulsar industrias
del papel, carbón y resineras. En Veracruz no figuran como tales y las escasas
que pudieran encontrarse no tienen la agresividad que exige el marketing moderno.
Hay que crear fábricas de
muebles y armazones diversas. Sobre todo, innovar diseños y modelos que sean
distintivos, evitando la sutil tendencia del “copy paste”.
Se debe fortalecer a las Unidades
para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre
(UMA), con un énfasis empresarial. Una gran cantidad de estas Unidades han
quedado como verdaderos “elefantes sin marfil”.
Hay que potenciar el Turismo
Forestal como una coraza de grandes oportunidades (Ejemplo: Costa Rica), pero
siendo meticulosos de los impactos ambientales.
Se deben activar los
mecanismos para el Comercio Internacional de Productos Forestales Veracruzanos.
Pero… he aquí el dilema: ¿Qué y/o cuáles productos? ¿Contamos con algunos que sean típicos y con calidad exportadora?
Hay que re-diseñar e implementar
suficientes programas de Siembra y Cosecha de Agua en toda la entidad Veracruzana,
así como establecer y dar manejo a Fábricas de Oxígeno y Resumideros de CO2.
Se debe re-inventar y crear un Fondo
Forestal Veracruzano, bajo un marco legal que garantice incentivos impulsar una
silvicultura vanguardista, sustentable y sostenible. Si el Gobierno no lo apercibe,
habrá que atisbarlo como Sociedad Civil.
Se debe capacitar y
adiestrar a todos los municipios sobre el buen Manejo del Arbolado Urbano,
enalteciendo a la Dasonomía Urbana. ¡Ya no más árboles equivocados en sitios
equivocados! ¡No más desmoches ni mutilaciones al arbolado urbano!
A
manera de conclusión, los bosques y las selvas de Veracruz deben
ser garantes de la soberanía ambiental, un patrimonio forestal perdurable y el mejor
legando a las subsiguientes generaciones.
Con
mis atentos saludos.
Joaquín Becerra-Zavaleta
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