Resumen
Se trata un tema que nos compete a todos. Ya es considerado de seguridad
internacional. Pocas veces nos preocupamos por investigar la interacción
océano-atmósfera y de como el océano regula y suaviza las condiciones extremas
de temperatura. Esto nos pone de espaldas al mar y con pocos elementos para
afrontar el irreversible cambio climático y las secuelas que éste ya está
teniendo en los océanos y sobre las comunidades asentadas en derredor. Veámos
por qué, en este breve recorrido de lectura.
Introducción
El mar reune en su seno un cúmulo de
maravillas que todavía no han sido exploradas en su totalidad. Es asombroso,
por ejemplo, saber que en una hectárea de mar hay más riquezas que en una
hectárea de mina terrestre. Nuestro gigantesco amigo nos tiene resguardado
petróleo, piedras preciosas, metales y sustancias químicas muy útiles. Por su
parte, la flora y la fauna del mar forman fantásticos jardines multicolores e
integran tanto el prodigioso mundo microscópico, de raras figuras geométricas,
como los imponentes colosos, todos de una hermosura incomparable. No en vano se
dice que “En el mar la vida es más
sabrosa…”, y una alegoría generalizada nos enseña que “como es afuera también es adentro”, lo cual encaja bastante bien
con los océanos, en donde se han descubierto vestigios sobre ciudades
consideradas leyenda, hasta erupciones bajo el agua provocadas por increíbles
volcanes submarinos.
Y aunque esto resulta ser sorprendente, el
Cambio Climático actual está transformando muy rápido la dinámica y condiciones
de los océanos, con consecuencias dramáticas para la vida marina, las
pesquerías y las comunidades costeras asentadas en derredor. A nivel muy
general se percibe angustia e incertidumbre por los efectos negativos que esto
va ocasionando de manera irreversible. Es tal como señalas Lucas 21:25: “...Sobre
la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido
del mar y [de su] agitación…” ¿Será verdad esto? ¿Se siente confundido
debido a la muy controvertida información que nos trasmiten los medios de
comunicación, incluyendo los de élite científica, sobre Cambio Climático?
¿Considera que lo que sabemos acerca de los océanos es casi nada y que aún
estamos de espaldas ante este colosal?
De calientes a frías aguas en los océanos.
Déjeme recordarle que los océanos ocupan el
70% de la superficie terrestre, es decir, tres cuartas partes del planeta, y
que actúan como verdaderos reguladores del estado medio climático. Para los
antiguos habitantes, el mar fue, durante cientos de años, un lugar impenetrable
y hasta cierto punto hostil debido su agreste comportamiento climático. Hay
documentadas centenares de tempestades impetuosas, formación de iceberg
(bloques de hielo) y supuestas
desapariciones de embarcaciones en el enigmático Triángulo de las Bermudas
(Océano Atlántico). Y ¿quién no recuerda la sorprendente apertura del Mar Rojo
cuando atravesaron los israelitas?
Hoy en día, gracias a la tecnología,
sabemos que los océanos mitigan las variaciones extremas de temperatura ya sea
absorbiendo o transmitiendo calor desde o hacia la atmósfera. Un ejemplo bien
estudiado de este tipo de interacción océano-atmósfera y de como el océano
regula y suaviza las condiciones extremas es el océano Atlántico Norte. La
corriente del Golfo y su extensión hacia Europa transporta calor hacia altas
latitudes cediéndolo a la atmósfera y moderando el clima regional de Europa
Noroeste. Trate de analizar a Ribbe (2001), con el tema “Cambio Climático: ¿Qué
está pasando en el océano?”, disponible en PDF en Internet. Este documento fue
prácticamente la base para generar el contexto que usted está leyendo.
Por otra parte, también sabemos que las
aguas oceánicas tienen una profundidad media de 4 kilómetros, y alcanzan hasta
11 kilómetros de profundidad en los grandes abismos del Océano Pacífico, como
la Fosa de las Marianas, que tienen una profundidad de 11,034 metros y una
longitud de 2,550 kilómetros, y cuya dimensión es superior a las más altas
montañas terrestres, como la del Everest, que alcanza 8,800 metros. Nuevamente
le recuerdo el principio de correspondencia que dice: “Como es arriba es abajo,
y como es afuera es adentro”. Por ello es importante que vea el fondo de los
océanos tan semejantemente como la superficie terrestre, que resulta ser más
familiar.
Quizás usted se preguntará: ¿cómo tiene
lugar dicha regulación climática marina? Pues le diré que recorriendo millones
de kilómetros, la energía de los rayos solares, transmitida en diversos grados
y formas según la posición del planeta, en sus variantes de día y de noche, y
de estaciones en el año, y por la rotación y translación de la Tierra, produce
diversos climas, que varían de acuerdo con las épocas y las zonas. Este
conjunto de fuerzas y movimientos ocasiona las mareas, así como corrientes de
agua que, según su temperatura, son superficiales o profundas. Algunas de esas
corrientes van del área central de la Tierra hacia los polos, otras al
contrario, y algunas más bordean los continentes. Estas fuerzas y movimientos
provocan también corrientes de aire que, dependiendo de la altura, la
temperatura y la velocidad, se presentan como suave brisa, o en forma de
demoledores y mortales tifones, huracanes, ciclones y tornados.
Por su parte, la circulación de la capa
superficial del océano Atlántico Norte es, en parte, un componente de la
circulación oceánica global, que es a su vez creado principalmente por el
viento. Esta circulación también forma la rama superior de la circulación
termohalina. El término termohalino deriva de termo que significa calor y
halino que hace referencia al contenido de sal, por lo que ambos factores
determinan la densidad del agua de mar. Por otra parte, los gases invernadero
en la atmósfera como el dióxido de carbono determinan la temperatura media de
la atmósfera. Al igual que los flujos de calor entre la atmósfera y el océano,
estos gases son continuamente intercambiados entre ambos sistemas. Esto
significa un cambio permanente de la temperatura debajo de las aguas y hacia
arriba, o viceversa. Así los reservorios susceptibles a ser perturbados por el
efecto antropogénico en el ciclo del carbono son la biosfera, la atmósfera y el
océano. De éstos, el mayor reservorio de carbono es el océano y la mayoría del
dióxido de carbono emitido por la quema de combustibles fósiles va a ser
almacenado eventualmente en el océano profundo.
Las áreas de hundimiento del océano global
son verdaderas ventanas en las cuales el océano profundo se comunica con la
atmósfera. Así que propiedades tales como el oxígeno y dióxido de carbono son
transportadas lejos de estas ventanas a través del interior del océano
semejante a lo que ocurre en una cinta transportadora. Trate de imaginar una
presa de agua y toda la red hidráulica hasta llegar al grifo de su casa. Pues
una parcela de agua superficial y su contenido de propiedades atmosféricas
toma, en promedio, varios siglos en regresar a la superficie a su posición
inicial. De esta forma el océano actúa como memoria de los estados climáticos
del pasado reciente de la atmósfera. El almacenamiento de propiedades
atmosféricas en el océano, en una escala temporal de varios siglos, cambia las
condiciones atmosféricas del futuro. ¡Un rasgo sorprendente que muchos
ignoramos!
Impactos
del cambio climático en los océanos
El cambio climático actual está afectando
adversamente a los océanos en su temperatura, en el suministro de nutrientes,
en la cadena alimenticia, los sistemas de vientos, las corrientes marinas, y
eventos extremos como los ciclones y trombas marinas se hacen cada vez más
comunes e intensos. Todo esto, a su vez, afecta la distribución, abundancia, ciclos
reproductivos y migraciones de plantas y animales marinos, de los cuales
millones de personas dependemos como fuente de alimento, ingreso o recreación.
Igualmente, nuevas evidencias indican que los organismos marinos pueden
responder más rápido al cambio climático que las plantas y animales terrestres.
Pareciera que ciertas especies marinas se han distribuido más hacia los polos
(como podría ser el caso de la jibia o pota), cambiando la trama trófica e
impactando en otras especies de las cuales dependemos. El desaceleramiento de
la dinámica de los océanos también implica que algunos cambios, como la
acidificación, serán irreversibles durante este ya adentrado siglo XXI.
Estos indicadores ambientales nos recuerdan
una verdad que resulta incómoda como ciencia y sociedad:
- Hemos estado de espaldas al mar por tantísimo tiempo, ignorando los aspectos más elementales.
- Sólo hemos tenido mente y ojos para ver y entender lo que ocurre sobre la superficie terrestre que pisamos.
- En la lucha por vivir hemos creído haber conquistado al mar, sin tan siquiera conocer sus ciclos más elementales, ni la memoria que guarda.
- Sin prejuicio alguno, el mar seguirá siendo nuestro principal benefactor, pero también será nuestro más cruel verdugo.
Conclusiones preliminares
Es irrefutable que el cambio climático
seguirá afectando adversamente cada aspecto de los ecosistemas marinos, desde
el agua misma hasta cada ser vivo. Lamentablemente esto continuará y aumentará
en las siguientes décadas si hoy no aplicamos las previsiones correspondientes.
La angustia e incertidumbre que se vive como sociedad, obedece, en parte, a que
la vida marina ha sido degradada por la pesca desmedida y sin vigilancia de
control, así como por la destrucción de hábitats, la contaminación generalizada
y la introducción de especies invasoras. En este vaivén todos somos
responsables del grave deterioro marino ambiental, ya que lo que sucede aguas
afuera afecta aguas adentro, y lo que ocurre aguas arriba afecta aguas abajo, o
viceversa.
Se sabe ahora que el océano absorbe la
mayor parte del bióxido de carbono que produce la industria moderna; que regula
el clima y las condiciones meteorológicas; que extrae el calor de las regiones
ecuatoriales y lo envía a las templadas permitiendo así en ellas la vida. El
estudio del mar se caracteriza por la complejidad e inestabilidad: es una
cadena enorme de fenómenos de los cuales apenas empiezan a ser comprendidos. No
obstante es aquí donde se necesita urgentemente nuestra participación como
sociedad e individuos. ¡Tenemos que
asirnos de una piedra de conocimientos sobre nuestras espaldas! Algo semejante a lo que hizo "El Pipila", en Alhóndiga de Granaditas, Guanajuato México. en un acto heroico que cambió el rumbo de la historia.
Este artículo forma parte de mi posgrado en
Periodismo Ambiental por la UPAV-ICA, A.C, y corresponde al módulo de Divulgación
Científica Especializada, cuyo facilitador ha sido el Dr. René Chargoy Guajardo, a quien quiero externarle mi agradecimiento.
Continuaré informando sobre el devenir de los océanos y lo que podemos
hacer de manera individual para mitigar los efectos eminentes. Mientras tanto puede enviarme
sus comentarios a joaquinbecerra16@gmail.com; también le recomiento que realice
las siguientes lecturas disponibles en la red:
Cifuentes,
L. J. L., Torres-García, P. y Frías, M.
M. 1997. El océano y sus recursos. I Panorama
oceánico. II. Las ciencias del mar: oceanografía geológica y oceanografía
química.
Ribbe,
J., 2001. Cambio Climático: ¿Qué está pasando en el
océano?, Ciencia al dia Internacional. 2 (4):1-18.
WWF,
2012. Océanos ¿Por qué el cambio climático
importa?. Programa Marino. Factsheet, Marzo
Plataforma
de Divulgación PLOCAN, 10/05/2013. Procesos a
gran escala-Circulación Termohalina (Cinta Transportadora). En:
http://plocan.eu/divulgacion/index.php/secciones/procesos24/dinamica-oceanica/procesos-gran-escala.
No hay comentarios:
Publicar un comentario